miércoles, 26 de junio de 2013

LOS PROGRAMAS DE SALUD PARA EMPRESAS

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Según el INE, durante los res últimos meses de 2005, hubo en España más de medio millón de bajas laborales, con un coste de 2.234 euros por trabajador al mes. Lo que significa que cuantificar la pérdida de salud en la sociedad es absolutamente factible, se trata sencillamente de multiplicar.


Las llamadas “bajas laborales”, son provocadas por factores diferentes según la escala de trabajador. Por una parte encontramos a los trabajadores de alta responsabilidad, directivos etc. en donde los agentes desencadenantes son el exceso de responsabilidad, el estrés o la ansiedad. El estudio “La Salud del Directivo: Riesgos y Prevención”, realizado por el Centro de Investigación Biomédica EuroEspes, realizó un estudio sobre más de 190 directivos con edades de entre 29 y 68 años, arrojando datos tremendamente escalofriantes: el 22% padecía problemas cerebrovasculares, asociados a estadios de vértigo, mareos, visión borrosa o tics nerviosos de mayor o menor grado, el 20% tenía tasas de colesterol elevadas, el 17% por ciento tenía trastornos depresivos (cifra que se eleva tremendamente si observamos el grueso de la población) y más del 15% sufría cefalea crónica (la migraña es según el INE la sexta enfermedad crónica más frecuente). Es muy importante destacar que si a todo ello le sumamos costumbres poco saludables como no hacer ejercicio, fumar o comer mal, las consecuencias en forma de colesterol y sobrepeso hacen que -junto con el resto de patologías- el riesgo a nivel cardiaco y cerebrovascular aumente de forma exponencial. 

A medida que vamos observando el resto de niveles de trabajadores observamos como a los ya citados podemos añadir los problemas de espalda (de nuevo un factor asociado directamente a la inactividad física y a una higiene postural incorrecta). En España, según la fundación Prevent, las dolencias de espalda causan el 20,4% de las consultas médicas relacionadas con la salud laboral, ocasionando anualmente la pérdida de 700.000 jornadas de trabajo por patologías como la hernia discal, ocasionando costes que equivalen a más del 1,7% del PIB.


      Como vemos, uno de los retos del entrenador personal es enseñar a las personas a mejorar sus condiciones de vida y también de trabajo. 

Eso es verdaderamente prevención. Por tanto, una buena idea es crear programas tipo “Corporate Wellness” y salir del estudio de entrenamiento o salir del gimnasio, coger los bártulos y hablar con los directores de recursos humanos de las diferentes empresas a explicarles lo que un correcto programa de salud puede hacer por sus trabajadores y por su empresa, En este sentido, siempre me gusta nombrar una frase que suelo utilizar mucho en los cursos de gestores deportivos: “Si tu trabajador no sonríe y tiene cara de perro, tu empresa no sonríe y tiene cara de perro”. De igual forma podríamos decir que si a tu trabajador le duele la espalda y eso merma su rendimiento, a tu empresa le duele la espalda y su rendimiento decrece.

      De todas formas, cuando nos aventuramos a salir del paraguas del centro deportivo, igual que cuando decidimos a establecernos por nuestra cuenta, las opciones son muchas, pero en todas tendremos que manejar información que debemos a su vez diseñar convenientemente, analizar sus procesos desde la fase de idea hasta que llega al cliente final, traducir, hacerla atractiva y por último empaquetarla muy bien para hacerla seductora a nuestro interlocutor. Eso es marketing, y aunque se aprende, se trata de estrategias que generalmente uno sabe o no sabe hacer. No obstante, durante años, me he dado cuenta que la capacidad de venderte es muy importante, pero lo es más la capacidad de progresar y mantenerte.


Estos programas de salud o servicios que podemos crear, pueden realizarse directamente en las empresas mediante cursos de nutrición, valoraciones físico-posturales y de hábitos de vida “in company”, algo que ya creó mi amigo Pablo Viñaspre, gerente de GEDO-Wellness & Sport Consulting hace años, ofreciendo servicios de consultoría y formación directamente en la organización o empresa. Ese debería ser el nivel de excelencia y personalización de nuestro sector: donde quieras y cuando quieras. A estos servicios podríamos añadir otros de mayor especialización como análisis predictivos de riesgos de salud etc. y en donde una vez más las alianzas con el sector médico serán sumamente importantes. Esto último es algo que están actualmente poniendo en marcha diferentes empresas en los EE.UU. y también algunas aseguradoras médicas. La polémica no es por tanto hasta que punto tenemos derecho a predecir la salud de un trabajador, sino hasta que punto estamos dispuestos en invertir en ella.

Realmente es un campo muy poco explotado por nuestro sector, pero al igual que hace muchos años se creó la figura del abogado de empresa o del médico de empresa ¿porqué no crear la figura del entrenador personal de la empresa? La respuesta a la pregunta de por que no se ha creado ya, (salvo casos excepcionales que puedo contar con los dedos de una mano) es sólo una: la distancia entre el médico de empresa y esta nueva figura, es todavía muy grande y no hemos sabido formular una oferta suficientemente creíble y atractiva.

Luis Perea






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