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De hecho, es una realidad que la obesidad infantil, por ejemplo, es en estos momentos una epidemia emergente. Desde 1982, el número de niños en edad escolar afectados por esta patología se ha triplicado y alcanza actualmente un porcentaje del 20% según manifiesta el profesor emérito dela Universidad Autónoma
de Barcelona (UAB), Mario Foz. Los factores desencadenantes tienen mucho que
ver con estas costumbres aprendidas: la costumbre de seguir -por desconocimiento
y por costumbre- una dieta desequilibrada y la costumbre de hacer cada vez
menos ejercicio físico. Las consecuencias de estas patologías no se frenan en
el aspecto puramente físico de los que las padecen, sino que entran
habitualmente en un círculo de ansiedad y depresión que son precisamente los
monstruos que se ciernen sobre nuestra sociedad en los próximos años. La
prevención de la obesidad y por ende del resto de patologías oportunistas,
pasaría por una labor educativa a nivel escolar y familiar.
Gestión del cambio: la verdadera prevención
Si tenemos clara nuestra intención de cambio e incluso de mejora, lo siguiente es disponer de cuanta más información mejor para conseguir filtrar toda la información indeseable que acompaña a las tendencias y a las modas… y no cabe duda que el bienestar, el "Wellness" y el ansia del ser humano por vivir mejor y durante más tiempo no se escapan a los tentáculos del omnipresente marketing. La información aumentará nuestro grado de conocimiento y esto es algo que podremos trasladar a nuestra vida y a la de los nuestros. Como comentaba anteriormente, aprender es tan importante como desaprender, sólo de esta forma conseguiremos un filtro lo suficientemente válido como para que la información pueda ser gestionada de forma efectiva.
Unos de esos factores sobre los que tenemos poco control son los factores heredados. Esa herencia genética que hace -como dice Joan Manel Serrat- que nos "meneemos" con los gestos de nuestros padres y que tengamos muchas posibilidades de morir o vivir como ellos. De nuevo el factor cultural y familiar tiene mucho que decir al respecto, pues es precisamente en el entorno familiar en donde se aprenden costumbres positivas para nuestra salud o costumbres que provocarán que antes o después reproduzcamos las causas que llevaron a nuestros padres a una muerte prematura.
Es algo que los que hoy son padres deberían plantearse antes de hacer según que
delante de sus hijos. Hijos que dentro de unos años deberán desaprender
actitudes y hábitos erróneos para su salud si quieren mejorar su calidad de
vida. En definitiva, si hablamos en términos de reproducción y perpetuación de
la especie, somos simplemente "padres proveedores". Padres
proveedores de alimento, de costumbres, de cultura, de techo, de valores, de
cariño… la ausencia o exceso de cualquiera de estos puntos darán forma al
hombre en el que se convertirá ese niño. En un extremo encontraríamos a los
padres que inculcan al niño costumbres positivas para su salud: no fuman, o por
lo menos no fuman delante de el, tienen costumbres alimenticias correctas, le
inculcan la importancia del ejercicio físico y (no entraré en un debate
religioso) le "condicionan" para que sus valores éticos y morales
sean lo más aptos posibles de acuerdo con los modelos de conducta aceptados en
nuestra sociedad. Su capacidad de decisión radicará en su capacidad de
aprendizaje y copia.
El factor relacional es por tanto decisivo y suele provocar en las personas lo que los sociólogos llaman el "factor grupo de iguales", es decir la unión a grupos de costumbres y niveles culturales iguales o similares. El miedo a la exclusión del grupo es generalmente en edades adolescentes uno de los más fuertes condicionantes hacia la adopción de un estilo de vida más saludable. De ahí la importancia de que sean los padres los que inculquen al niño costumbres lo más sanas posible ya que formarán parte del hombre en el que se convertirá mañana. El tabaco por ejemplo además de ser sumamente nocivo para el niño que se convierte en fumador pasivo, significa para el una licencia. Un permiso que le permitirá en unos años ser un fumador empedernido, y una licencia que sólo tendrá el, porque sus padres le habrán regalado la que ellos poseían fumando en su presencia. "No fumes" será una frase sin validez porque no supieron aplicarla en si mismos cuando fue necesario.
Entre los dos extremos nos encontramos todos nosotros, unos más haciael blanco, otros hacia el
negro, muchos divagando en los tonos de gris…
Un estudio, realizado porla Saint Louis University School of Public Health,
de Estados Unidos, señala que la herencia genética es responsable en un 33% de
cómo nos sentimos físicamente a lo largo de nuestra vida, pero también en un
36% de nuestro estado emocional y mental durante toda nuestra existencia. Si
bien existen también científicos y estudios que parecen indicar que nuestra
capacidad de ser felices u optimistas viene "preprogramada" por
nuestro subconsciente. Sea como fuere, tenemos mucho que transmitir a nuestros
hijos en forma de factores positivos aprendidos ya que es precisamente el
conocimiento profundo del concepto de prevención lo que nos situará claramente
en un extremo más blanco o más negro de esta escala imaginaria.
El ambiente sociocultural condiciona también aspectos que en mayor o menor medida determinan la calidad de nuestra salud, como la vivienda, las condiciones sanitarias, el acceso a medicamentos, e incluso las condiciones de trabajo, seguridad física y social, el afecto, la comunicación, la asistencia médica, el acceso al trabajo que determina finalmente la consecución de todo lo demás, la distribución de la riqueza… toda esta amalgama de factores es lo que determina finalmente el comportamiento y estilo de vida del individuo.
Luis Perea
Prevenir para vivir con plenitud física y mental y sobretodo para
vivir lo mejor que nuestra genética y nuestro entorno nos permitan. Dentro de
estos factores condicionantes de nuestra salud y calidad de vida, la genética y
el entorno ambiental o bioecológico, yo añadiría un tercer factor de suma importancia:
el factor cultural que podría incluirse en el entorno socioeconómico y
psicosocial. Está demostrado que los hábitos, tanto los buenos como los malos
hábitos, dependen en gran parte de costumbres aprendidas, es decir, de los
estilos de vida asumidos y de los grupos en los que nos identificamos.
De hecho, es una realidad que la obesidad infantil, por ejemplo, es en estos momentos una epidemia emergente. Desde 1982, el número de niños en edad escolar afectados por esta patología se ha triplicado y alcanza actualmente un porcentaje del 20% según manifiesta el profesor emérito de
Gestión del cambio: la verdadera prevención
Si tenemos clara nuestra intención de cambio e incluso de mejora, lo siguiente es disponer de cuanta más información mejor para conseguir filtrar toda la información indeseable que acompaña a las tendencias y a las modas… y no cabe duda que el bienestar, el "Wellness" y el ansia del ser humano por vivir mejor y durante más tiempo no se escapan a los tentáculos del omnipresente marketing. La información aumentará nuestro grado de conocimiento y esto es algo que podremos trasladar a nuestra vida y a la de los nuestros. Como comentaba anteriormente, aprender es tan importante como desaprender, sólo de esta forma conseguiremos un filtro lo suficientemente válido como para que la información pueda ser gestionada de forma efectiva.
En cualquier caso, los factores que hacen que seamos más lentos, menos ágiles,
más obesos, menos saludables y más enfermizos son en ocasiones poco
controlables, pero son menos controlables si cabe cuando no tenemos ningún
argumento contra ellos. Conocer es disponer de la capacidad suficiente como
para hacerles frente y poder ser así cada vez más ágiles, sanos y ¿por qué no?
más viejos saludables.
Unos de esos factores sobre los que tenemos poco control son los factores heredados. Esa herencia genética que hace -como dice Joan Manel Serrat- que nos "meneemos" con los gestos de nuestros padres y que tengamos muchas posibilidades de morir o vivir como ellos. De nuevo el factor cultural y familiar tiene mucho que decir al respecto, pues es precisamente en el entorno familiar en donde se aprenden costumbres positivas para nuestra salud o costumbres que provocarán que antes o después reproduzcamos las causas que llevaron a nuestros padres a una muerte prematura.
En el otro extremo encontramos a los padres con un núcleo familiar poco sólido,
generalmente atacado por el desempleo y la falta de recursos que suelen
acompañar a ciertas enfermedades y patologías como en consumo de drogas
(incluyo al alcohol en la categoría de droga) y en un entorno con carencias de
infraestructuras, presencia de actividades delictivas etc. Quiero hacer notar
al lector que me refiero a dos extremos absolutamente opuestos y que
-evidentemente- entre uno y otro extremo existen tantas tipologías de padres e
incluso de modelos familiares que sería complejo siquiera intentar abordar
algunos de ellos. De cualquier modo, existencia de conflictos familiares o de
malos tratos entre las personas que desempeñan las funciones parentales, la
escasa afectividad, o la ausencia de seguridad emocional condicionan
sobremanera el factor cultural heredado por este niño y por consiguiente su
capacidad de elección de un modelo de vida más o menos saludable.
El factor relacional es por tanto decisivo y suele provocar en las personas lo que los sociólogos llaman el "factor grupo de iguales", es decir la unión a grupos de costumbres y niveles culturales iguales o similares. El miedo a la exclusión del grupo es generalmente en edades adolescentes uno de los más fuertes condicionantes hacia la adopción de un estilo de vida más saludable. De ahí la importancia de que sean los padres los que inculquen al niño costumbres lo más sanas posible ya que formarán parte del hombre en el que se convertirá mañana. El tabaco por ejemplo además de ser sumamente nocivo para el niño que se convierte en fumador pasivo, significa para el una licencia. Un permiso que le permitirá en unos años ser un fumador empedernido, y una licencia que sólo tendrá el, porque sus padres le habrán regalado la que ellos poseían fumando en su presencia. "No fumes" será una frase sin validez porque no supieron aplicarla en si mismos cuando fue necesario.
Entre los dos extremos nos encontramos todos nosotros, unos más hacia
Un estudio, realizado por
En estos factores hereditarios encontramos la predisposición genética
hacia una enfermedad u otra, como cierta predisposición a las infecciones, a
las cardiopatías coronarias, la hiperglucemia, la hemofilia o la anemia
drepanocítica. La actual ingeniería genética investiga las fórmulas que nos
permitirán en un futuro la eliminación de estos factores de riesgo. Hoy por
hoy, lo que está claro es que tenemos un cierto control sobre los
desencadenantes que dan lugar a algunas de estas enfermedades. De nuevo
-aprender- a combatirlas pasa por -conocer- que es lo que estamos haciendo mal.
Factores de riesgo que condicionan la prevención
La OMS, señala como principales factores de riesgo para la salud a escala mundial la insuficiencia ponderal del niño, las prácticas sexuales de riesgo; la hipertensión arterial; el consumo de tabaco; el consumo de alcohol; la insalubridad del agua, la falta de saneamiento y de higiene; la hipercolesterolemia; el humo de combustibles sólidos en espacios cerrados; el sobrepeso yla obesidad. A
la suma de todos ellos se debe más del 40% de los 57 millones de muertes que se
producen cada año en todo el mundo y un tercio de la pérdida mundial de años de
vida sana.
La OMS, señala como principales factores de riesgo para la salud a escala mundial la insuficiencia ponderal del niño, las prácticas sexuales de riesgo; la hipertensión arterial; el consumo de tabaco; el consumo de alcohol; la insalubridad del agua, la falta de saneamiento y de higiene; la hipercolesterolemia; el humo de combustibles sólidos en espacios cerrados; el sobrepeso y
El ambiente sociocultural condiciona también aspectos que en mayor o menor medida determinan la calidad de nuestra salud, como la vivienda, las condiciones sanitarias, el acceso a medicamentos, e incluso las condiciones de trabajo, seguridad física y social, el afecto, la comunicación, la asistencia médica, el acceso al trabajo que determina finalmente la consecución de todo lo demás, la distribución de la riqueza… toda esta amalgama de factores es lo que determina finalmente el comportamiento y estilo de vida del individuo.
Luis Perea
Excelente Luis,muchas gracias!cuando vienes para el sur a dar algún curso?un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Angelo y gracias a ti por leerme. Al Sur iré pronto a dar algún curso!un abrazo grande!
ResponderEliminarOk, espero que sea pronto, tengo ganas de escucharte y seguir aprendiendo, un saludo!,
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