martes, 10 de diciembre de 2013

¿QUÉ ES LLEVAR UNA NUTRICIÓN SANA?

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“Un cuerpo sano es producto de una mente sana”, de igual forma ¿podríamos decir que un cuerpo insano es producto de una mente insana?, tal vez no sea así, pero lo que está claro es que casi siempre detrás de un cuerpo que hemos vuelto insano existe una mente y una vida poco ordenada y con las prioridades muy indefinidas. 


Esa es la única razón de que hayamos invertido nuestro tiempo en destruir la salud en vez de reforzarla. En términos nutricionales, esto ha ido cambiando con el paso del tiempo de forma muy ligada al factor socio-cultural. Hace años, las personas más delgadas, se asociaban a estratos sociales más pobres, mientras que las personas “redondas” y gordas se relacionaban con capas más acomodadas y favorecidas económica y culturalmente. Esta relación se ha invertido en la actualidad y especialmente en lugares como E.E.U.U se demuestra que la tasa de obesidad es mucho mayor entre la población con menos recursos económicos. La razón es simple: la escasez de recursos limita el acceso a mayores conocimientos sobre nutrición saludable y también el acceso a una mejor nutrición, generalmente compuesta por alimentos frescos y poco refinados que son casi siempre más caros (los alimentos más baratos son aquellos que son fáciles de producir y se conservan más y mejor, por eso su producción es más económica, incorporando más conservantes, grasas y azúcares). 




A todo ello se aúna la imposibilidad de practicar ejercicio físico con regularidad, bien por ser un factor no prioritario (la prioridad es trabajar para ganar dinero) o bien por desconocimiento -de nuevo- sobre sus beneficios. Estos conocimientos y hábitos que seguramente no serán transmitidos a los hijos, generarán a su vez niños que gestionarán poca información y por tanto que no la aplicarán en un futuro sobre ellos mismos. Es un pez que se muerde la cola. La realidad actual, es que sabemos mucho sobre lo que una alimentación incorrecta puede ocasionar en nuestro organismo, pero sabemos realmente muy poco sobre nutrición. Puede que algunos nutricionistas no estén muy de acuerdo con este planteamiento, pero es que en verdad, hasta los años 30, no sabíamos ni tan siquiera que las vitaminas eran necesarias, y de hecho, cada año se descubren propiedades e interacciones de las vitaminas y otros componentes que son decisivas para el tratamiento de ciertas dolencias e incluso para potenciar aspectos tan importantes en nuestro organismo como el sistema inmunológico. 

La vitamina D que se sintetiza en la piel gracias a la luz solar, es un buen ejemplo de ello con respecto al sistema inmunitario ya que hasta hace poco no sabíamos lo tremendamente importante que es esta vitamina en la lucha contra ciertos microbios.





Una nutrición sana debe ser ante todo una nutrición acorde con nuestra actividad física, una de las causas del porque engordamos es porque ingerimos más calorías de las que somos capaces de gastar, (otro tema es la razón de que el cuerpo subsista quemando “lo mínimo”). De nuevo eso es algo que debemos separar del concepto de estética que tenemos actualmente ya que estar delgado pasa sobretodo por “gastar más y elegir lo que comemos”, más que por “comer menos”. Aquí -de nuevo- tenemos que empezar a aprender que no sólo es importante lo que pesamos sino el de “que” está hecho lo que pesa

Un ejemplo: un kilo de músculo pesa en nuestra báscula exactamente lo mismo que un kilo de grasa pero un kilo de músculo gasta calorías y un kilo de grasa no, por otra parte, el músculo es un tejido firme y la grasa en cambio está a merced de la gravedad… y eso se ve en el espejo. 




Normalmente, viajo mucho dando cursos sobre factores de prevención mediante actividad física o Entrenamiento Personal y durante los desayunos en el hotel, siempre me gusta observar como y que come la gente ya que en ese momento yo no les estoy preguntando: simplemente su plato me dice la verdad. En estos platos veo embutidos, huevos, bacon frito, bollería industrial… si sumamos las calorías totales, veríamos que son absolutamente excesivas para la actividad física diaria de esa persona y excesivas también para su potencial quemador, o sea, para la capacidad de su organismo en utilizar todo ese combustible. Por todo ello, preveo que tal vez ese día es un “extra”, indudablemente esa persona no desayuna así todos los días, pero lo que seguramente si ocurre es que su falta de información y conocimientos sobre nutrición, le haga comer mal también entre semana.

Si lo que queremos es adelgazar y nos sometemos a una de esas famosas “dietas milagro”, posiblemente la báscula diga que hemos adelgazado dos, tres o cinco kilos pero… cinco kilos ¿de qué? Si de ese peso, dos kilos es grasa, uno es agua y otros dos son masa muscular, lo que hemos perdido en realidad es la capacidad de quemar hasta ocho kilos de grasa al año ya que cada kilo de músculo puede combustionar cuatro kilos de grasa en un año! 

Después sobreviene el efecto rebote y si repetimos este tipo de dietas varias veces a lo largo de la vida lo que hemos conseguido es ir perdiendo masa muscular y con ella la capacidad de ir quemando grasa con lo cual pasado un tiempo nos enfrentamos a un problema de obesidad: el metabolismo no es capaz de ir quemando las calorías que ingerimos a la suficiente velocidad como para no ir creando “reservas” en forma de más grasa simplemente porque ya casi no tiene “motor” para quemar el combustible que le vamos dando. Si a ello le sumamos que realizamos poco ejercicio físico (con lo cual ni creamos masa muscular ni quemamos calorías) y que ingerimos un exceso de calorías… el problema está servido. Una frase muy socorrida es: “todo lo que comemos engorda”, en base a la cual la gente cree que comiendo menos conseguirán adelgazar; bien, es cierto que comemos más de lo que deberíamos pero la frase real debería ser: “no quemar lo suficiente es verdaderamente lo que engorda”, con lo cual, deberíamos hacer un balance entre lo que comemos y nuestra capacidad de gastar lo que ingerimos.

También es importante saber que no es lo mismo comer un gramo de arroz que un gramo de panceta de cerdo: un gramo de carbohidratos (pasta, arroz, pan etc.) tiene de media 4,1 kilocalorías (17 julios) y un gramo de grasa 9,3 kilocalorías (39 julios). Si cada día entre nuestras funciones metabólicas y la actividad física gastamos 1.500 kilocalorías pero ingerimos 2.000 ¿dónde van a parar las 500 kilocalorías sobrantes? No es difícil adivinarlo. Por eso es tan importante ver no simplemente cuanto comemos sino que comemos. Por ejemplo: si comemos 100 gramos de fresas, estas nos aportarán unas 30 kilocalorías, que podremos quemar sólo con unos minutos de caminata. Si comemos en cambio 100 gramos de cacahuetes, nos aportarán unas 610 kilocalorías, que podremos quemar nadando unos 1.500 mts de natación o corriendo 10 Km.




El alcohol es también una fuente de energía que produce muchas calorías por gramo. Las células del cuerpo no pueden oxidar el alcohol, por lo que el hígado tiene que procesarlo para convertirlo en grasa, que luego se almacena en el mismo hígado o en el tejido adiposo. El alcohol aporta unas 7 kilocalorías por gramo y es uno de los factores más determinantes en el sobrepeso de muchas personas. A veces cuando contabilizo junto con el cliente la cantidad de calorías ingeridas en forma de alcohol durante el fin de semana, me encuentro con enormes cantidades, de hecho, tantas que el cliente tendría suficiente combustible como para vivir dos o incluso tres días.



Luis Perea

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