Vivimos rodeados
de elementos que requieren que realicemos fuerzas de forma constante: abrir una
puerta, caminar, subir escaleras, arrastrar el carrito de la compra… cualquier
movimiento involucra conjuntos de músculos que realizan contracciones y fuerzas
para permitirnos la movilidad de nuestras extremidades y el desplazamiento.
Cuando perdemos masa muscular, lo que perdemos también es fuerza, es decir, la
capacidad de generar tensión frente a una resistencia y con ella perdemos
también las unidades motoras y la capacidad de activar nuestras adaptaciones
neuromusculares. Es un aspecto que puede tecnificarse muchísimo hasta el punto
de que muchos lectores no comprenderían el verdadero significado de lo que
explico, pero también puede simplificarse:
- Si perdemos fibras musculares (por inactividad física, edad etc), estamos también perdiendo terminaciones nerviosas. A este conjunto se le denomina “unidad motora”.
- La fuerza de contracción depende del número de unidades motoras activadas y muchas veces nuestra capacidad de mantener el equilibrio, la postura o la estabilidad corporal, depende de la fuerza de contracción que tengan nuestros músculos, y no sólo los que se ven: bíceps, hombros, abdominales etc. sino también los que no se ven: paravertebrales, psoas y multífidos vertebrales. Este hecho es especialmente importante a partir de los cincuenta años, que es cuando la pérdida masiva de unidades motoras se hace perceptible en personas que nunca han realizado ejercicio físico. Más tarde, al llegar a edades más avanzadas la diferencia es ya muy notoria entre personas que han sido deportistas y personas sedentarias. Su espalda, movilidad general, capacidad de desplazamiento, fuerza física, resistencia cardiovascular y calidad de vida, suelen ser muy distintas.
- Las adaptaciones nerviosas acompañan siempre a
las ganancias en fuerza que resultan del entrenamiento con pesas o
resistencias. Por eso es importante que hombres y mujeres realicen
ejercicios de fuerza. No con el objetivo de causar una hipertrofia
muscular, sino simplemente buscando el conservar la mayor cantidad de
fibras musculares posible.
- A partir de los 25 años una persona pierde en
torno al 1-5% de su fuerza máxima cada año. Por lo tanto, a los 65 años
una persona sólo tendrá aproximadamente el 60% de la fuerza que tenía a
los 25 años. Esta pérdida de fuerza muscular está sin lugar a dudas
relacionada con los niveles individuales de capacidad física ya que se
pierden también “vías de comunicación” entre cerebro y músculos y músculos-cerebro
como los neurotransmisores (acetilcolina, norepinefrina etc) que son los
mensajeros químicos que se encargan de la transmisión de las señales desde
una neurona hasta la siguiente a través de las sinapsis cerebral. Estos
últimos son los encargados de estimular las fibras musculares para
contraerlas. También se pierden progresivamente los mecanoreceptores que
son “detectores” de presión, tacto etc. que se encuentran en mucosas,
piel, ligamentos y también en la columna vertebral entre otros lugares.
Cuantos menos mecanoreceptores tengamos, menos información le llega al
cerebro sobre como están colocadas nuestras articulaciones y nuestro cuerpo en
general ya que a partir de las terminaciones nerviosas cutáneas, óseas,
músculo-tendinosas y articulares se puede detectar el contacto, la presión, el
dolor, así como el movimiento y la posición de una articulación. Por otra parte
cuando una zona como la espalda no recibe impulsos motores de forma continuada,
toda la columna queda a merced de degeneraciones osteoarticulares y a merced de
la fuerza de la gravedad que con el tiempo modificará la postura natural de
nuestra columna vertebral. Este hecho es visible también en zonas como la faja
abdominal en donde un músculo abdominal poco tonificado da lugar con los años a
una prominente barriga que al margen de problemas estéticos puede ser además
causante de patologías cardiovasculares importantes.
Puede que todo esto no parezca muy
importante, pero perder todos estos componentes significa que el cerebro tiene
una imagen distorsionada de la postura correcta en la que debería estar nuestra
espalda, un equilibrio deficiente y una errónea interpretación de las fuerzas y
palancas que deben actuar para realizar acciones tan cotidianas como levantar
una caja o sencillamente subir rápidamente el bordillo cuando un coche se salta
un semáforo en rojo. Estos aspectos son cruciales, tanto como tener un buen
estado cardiovascular o un peso equilibrado, y cobran mayor importancia a
medida que pasan los años pues determinarán gran parte de nuestra futura
calidad de vida. En este trabajo de revisión, se explican claramente los mecanismos hormonales y endocrinos vinculados al entrenamiento de fuerza o cargas.
Técnicamente
podríamos hablar de los receptores tipo Golgi que se encuentran en los
ligamentos que rodean a las articulaciones, los corpúsculos de Pacini se
encuentran en los tejidos que rodean a la articulación y que ayudan a
establecer el grado de rotación articular… pero al final lo más importante que
el lector debe apreciar de todo esto es que los ejercicios de fuerza -y en
ellos agrupo los ejercicios de palancas, resistencias, equilibrio etc- son muy
útiles no simplemente por sus efectos estéticos sino porque son primordiales
para mantener una calidad de vida óptima ya que mantienen nuestra independencia
y capacidades físicas. Caminar es bueno… y hacer ejercicio en el gimnasio
también. La industria del fitness y la educación física se han hecho eco de
esta necesidad que gracias a la mayor especialización de sus profesionales, han
dado lugar a nuevas tendencias en actividad física como el entrenamiento en Fit
Ball, Bosu o gimnasias posturales. Otras tendencias como el sistema Pilates,
hacen referencia a la importancia del trabajo de la musculatura profunda y del
control corporal. Al final todo radica en lo mismo: hacer ejercicio de forma
coherente y en la búsqueda de la salud global.
En este estupendo video del profesor J. Cabrales, se explica de forma gráfica como funciona un sarcómero muscular en términos de neurofisiología:
En este estupendo video del profesor J. Cabrales, se explica de forma gráfica como funciona un sarcómero muscular en términos de neurofisiología:
Otro punto importante y al que debemos
prestar especial atención es a otorgarle una importancia mayor al entrenamiento
y ejercicios de fuerza. La tendencia actual en los centros deportivos,
posiblemente motivado por un cierto desconocimiento, es a darle más importancia
al ejercicio cardiovascular. Esto está justificado también por esa famosa
“verdad a medias” que dice que el ejercicio cardiovascular es el ideal para
perder peso…
La realidad en cambio indica que perder masa muscular trae consigo ciertos desarreglos y cambios en nuestro organismo que tendrán a medio plazo casi más importancia que perder capacidad cardiovascular. Estos cambios tendrán que ver con nuestro metabolismo basal (nuestro gasto calórico en reposo) que disminuirá en la medida en que el proceso de pérdida de masa muscular vaya avanzando.
Y esto ocurrirá durante la vida diaria y también durante las horas de descanso sencillamente porque el músculo consume energía de forma constante. Por otra parte, las personas sedentarias que afronten por primera vez un programa de ejercicio deberían prestar a este punto doble importancia puesto que solamente tras un trabajo de adaptación de sus músculos, tendones y ligamentos podrán afrontar un entrenamiento cardiovascular con ciertas garantías de no lesionarse.
La realidad en cambio indica que perder masa muscular trae consigo ciertos desarreglos y cambios en nuestro organismo que tendrán a medio plazo casi más importancia que perder capacidad cardiovascular. Estos cambios tendrán que ver con nuestro metabolismo basal (nuestro gasto calórico en reposo) que disminuirá en la medida en que el proceso de pérdida de masa muscular vaya avanzando.
Y esto ocurrirá durante la vida diaria y también durante las horas de descanso sencillamente porque el músculo consume energía de forma constante. Por otra parte, las personas sedentarias que afronten por primera vez un programa de ejercicio deberían prestar a este punto doble importancia puesto que solamente tras un trabajo de adaptación de sus músculos, tendones y ligamentos podrán afrontar un entrenamiento cardiovascular con ciertas garantías de no lesionarse.
También es
necesario destacar que tan importante es no perder masa muscular como no perder
operatividad nerviosa. Es decir, un músculo por si mismo, es incapaz de
contraerse de forma voluntaria sin la mediación del sistema nervioso, por tanto
y para explicarlo de una forma sencilla, diríamos que optimizar nuestra
capacidad neuromuscular, o sea, la capacidad de que nuestro cerebro se
comunique con nuestros músculos, es tan importante como tener una musculatura
fuerte y tonificada. En este punto, es seguramente donde la intervención de un
buen profesional de la actividad física nos será de gran ayuda puesto que nos
indicará que movimientos y ejercicios son los idóneos para estimular nuestro
sistema nervioso tan efectivamente como nuestro sistema muscular.
Luis Perea
Impresionante Luis,muchas gracias! Por fin alguien que destaca el entrenamiento de fuerza,! Un saludo.
ResponderEliminarUn saludo de nuevo Angelo, de hecho ya hay múltiples estudios sobre el gran fondo y el daño coronario... lo ideal es combinar el entrenamiento de intervalos a alta intensidad con un ejercicio aeróbico moderado en torno al 60% del RCMax durante 40-50min dos días a la semana, y el resto: fuerza... y gracias otra vez.
ResponderEliminarPor cierto: detallo algunos estudios al respecto:
ResponderEliminarhttp://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19332846?itool=EntrezSystem2.PEntrez.Pubmed.Pubmed_ResultsPanel.Pubmed_RVDocSum&ordinalpos=1
http://circ.ahajournals.org/content/114/22/2325.abstract
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21330616
http://circ.ahajournals.org/content/123/1/13.short
Este otro estudio identifica una correlación entre el número de maratones realizados y la aparición de signos de daño cardíaco:
http://eurheartj.oxfordjournals.org/content/29/15/1903.full
hola podrás pasarme la fuente de el siguiente dato
ResponderEliminar"A partir de los 25 años una persona pierde en torno al 1-5% de su fuerza máxima cada año. Por lo tanto, a los 65 años una persona sólo tendrá aproximadamente el 60% de la fuerza que tenía a los 25 años"
muy buena publicación me interesa como fuente de una tesis de el efecto de los macro y micro nutrientes en el eficaz anabolismo muscular
es de licenciatura en nutrición
ojala puedas ayudarme
saludos.
Buenos días Carlos.
EliminarHay amplia bibliografía al respecto. En concreto creo que podía ser de tu interés el capítulo 13. Envejecimiento músculo-esquelético del material de la diplomatura de biogerontología (Ciencias de la Salud)de la Universidad de Cantabria en donde el el apartado 13.4 hace varios apuntes al respecto con sus correspondencias bibliográficas (Doherty, 2001) y (Deschenes, 2004). Esta última es una referencia importantísima en el entendimiento de la fisiopatogénia del proceso de la sarcopenia.
Para tu tésis sería importante que investigáras sobre el metabolismo protéico y su relación con la disminución de moléculas de ATP y la disminución de mitocóndrias y sus efectos sobre el ADN mitocondrial: Doherty, 2001 / Dirks 2005. Si me escribes a mi correo electrónico puedo pasarte el link de dichos apuntes de estudio.
Con el fin de obtener información actualizada, sería interesante que consultáras en la revista médica "Cell Metabolism" un estudio de la Columbia University Medical Center (CUMC) desarrollado por el profesor de Fisiología y Biofísica Celular Andrew R. Marks que han profundizado muchísimo en este campo, concretamente en la pérdida de calcio por parte de un grupo concreto de proteínas de las céluklas musculares denominadas "canal receptor de rianodina". Se trata de canales de calcio que llevan estudiando desde 1989 y que intervienen a su vez en fallos cardíacos y arritmias. Este estudio a derivado en el posible desarrollo de un fármaco experimental denominado "S107" que estabiliza la proteína calstabin1 que recompone los canales de calcio y revierte el proceso sarcopénico.
Mucha suerte en tu tésis y un abrazo.
Luis Perea