miércoles, 26 de junio de 2013

ACTIVIDAD FÍSICA Y PÉRDIDA DE PESO

Copyright © Luis Perea 2013. Todos los derechos reservados. Cualquier copia, duplicación o uso del contenido de este artículo está prohibido salvo autorización previa del autor.



Antes de comenzar a hablar sobre esto vamos a dejar algunos aspectos claros: el ser humano, el homo sapiens, como homínido desarrollado, no ha evolucionado durante miles de años para tener un cuerpo esbelto y unos abdominales definidos. Nuestra evolución ha sucedido en un entorno hostil en donde carecer de una capa aislante del frío exterior o de reservas de grasa (por la escasez de alimento) significaba morir. Por decirlo de alguna manera: llevamos miles de años entrenando a nuestro organismo en ser tremendamente eficiente en ahorrar para sobrevivir. Intentar cambiar en cincuenta años un patrón genético que lleva miles de años perfeccionándose es una entelequia.
Que el ejercicio físico adelgaza es algo que nadie puede poner en duda. Diferente es, ¿Cuánto ejercicio? o, ¿Qué ejercicio? Cuando algún cliente (la gran mayoría) tiene como objetivo adelgazar, hay parámetros que varían poco entre una persona y otra y aunque casi siempre se dejan aconsejar sin muchas dificultades y son fácilmente orientables, hay algunas personas, sin embargo, que conjugan una amalgama de aspectos mucho más complejos y que tienen que ver no sólo con su autoestima sino con su aspecto físico, su seguridad, su imagen, su trabajo y multitud de hábitos erróneos y mitos que han ido instalando en su cabeza desde el inicio de su periplo en busca de la imagen deseada. Muchas mujeres por ejemplo no quieren saber nada de los análisis por bioimpedancia que me permiten poner nombre y apellidos a su peso corporal, es decir, saber exactamente cuantos kilos de su peso total corresponden a grasa, agua o masa muscular y a veces a sus hábitos de vida… lo único que quieren es perder peso y poco les importa si en ese peso que pierden hay más o menos masa muscular. 

Un entrenador personal es solamente uno más de los resortes que están dispuestos a tocar, algunos incluso atentando contra su salud, como con la ingesta indiscriminada de laxantes y diuréticos. A veces te dicen “tomo solamente un producto natural…” y yo pienso: “las setas son naturales, y algunas pueden matarte”. Otras personas le tienen terror a la palabra “masa muscular” porque asocian ganar masa muscular con ganar volumen -precisamente lo que más les interesa perder- y a la larga se dan cuenta de que cada vez están más blandas y sin tono muscular con el consiguiente descolgamiento de tejidos. Mucho cuidado con los caminos cortos como las hierbas adelgazantes o los productos laxantes. Los caminos cortos suelen tener efectos cortos.

Al final, los profesionales de la salud y la actividad física, nos pasamos la vida luchando contra mitos infundados y contra costumbres que se arraigan en la normalidad y en la cotidianeidad de la vida de nuestros clientes y pacientes. Costumbres que incluso a veces esconden y ye obligan a sondear más allá del plano puramente físico para conseguir suficientes datos que te permitan ofrecer una respuesta objetiva a sus requerimientos. Cuando veo que un cliente, generalmente mujer, desea mantener un peso corporal por debajo del valor mínimo normal que le corresponde por edad y estatura y acompaña ese deseo con afirmaciones como “es que yo me veo mejor así”, o se ven más gruesas de lo que realmente están (tienen una distorsión sobre su imagen real), o tienen una preocupación excesiva por la celulítis que encuentran mediante presiones con las manos y extrañas posturas en los lugares más recónditos de su cuerpo, entonces… algo no marcha bien, y no en su cuerpo sino en su cabeza. Generalmente a la que indagas un poco más, descubres que tienen menstruaciones irregulares, problemas de insomnio, suelen llevar una dieta absolutamente errónea mediante sistemas que ellas creen haber personalizado perfectamente para sus necesidades, utilizan laxantes o “sistemas naturales” sin control profesional, se pesan cada día, tienen un carácter “especial” (depresiones, irritabilidad…), y tienen un excesivo interés por cualquier publicidad o producto adelgazante. 

      Lo negativo de todo esto es que de forma paralela con el ejercicio físico y su gran utilidad como precursor de un metabolismo más eficiente en gastar que en ahorrar, tenemos que convivir -cuando entramos en el terreno del adelgazamiento-, con pastillas saciantes (vegetales o no), excitantes, termogénicos y aceleradores metabólicos, ingestas indiscriminadas de L-Carnitina diuréticos y otras suertes de productos con los que también nuestros compañeros nutricionistas y endocrinos deben batallar cada día. Es importante hacer ver al lector un detalle de suma trascendencia: si un producto, fuera el que fuera, tuviera los efectos a nivel de gasto energético y de efectos secundarios como el que tiene correr durante treinta minutos, este sería el producto más vendido en la historia de la humanidad.

      Nada suple hacer ejercicio y los milagros no existen (por lo menos en el ámbito de la actividad física y la nutrición) por eso los diferentes profesionales que nos dedicamos a esto tenemos que estudiar y continuar estudiando toda la vida para averiguar que es lo que funciona, que efectos tiene y sobre quien se puede aplicar. Actualmente ningún estudio científico (no comercial) apoya la idea de que la L-Carnitina tenga realmente efectos como “quemador de grasa”. La carnitina es un aminoácido sintetizado por el hígado y los riñones a partir de otros dos componentes: la lisina y la metionina que se encuentran en las proteínas. Si que existen estudios rigurosos que indican que ingiriendo suficiente cantidad de proteínas (2 g/kg/día) obtenemos la suficiente cantidad de lisina y metionina como para sintetizar la carnitina necesaria para el transporte de ácidos grasos al interior de la mitocondria. La glutamina, un aminoácido no esencial (nuestro cuerpo lo sintetiza para autoabastecerse) también entraría en la lista de productos utilizados supuestamente para aumentar el rendimiento físico, proteger el sistema inmunológico (la glutamina participa en la síntesis de los glóbulos blancos) y bajar el porcentaje graso, sin embargo no existen tampoco evidencias científicas que apoyen tal idea. Algunos investigadores incluso sugieren que existen evidencias consistentes de que la glutamina es susceptible de aumentar los niveles de colesterol según el Dr. George C. Phillips de la Universidad de Iowa y publicado en la revista Current Sports Medicine Reports.


Luis Perea


No hay comentarios:

Publicar un comentario