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El éxito y el fracaso
Creo que el verdadero éxito no es tenerlo
todo bajo control. De hecho las personas que lo intentan suelen conseguir mucho
éxito en unos campos y unos fracasos estrepitosos en otros. Cuando además esto
no va acompañado de ganancias económicas ni de un éxito que sea perceptible por
los demás (factor de reconocimiento social) el estrés y el ansia por ganar,
rendir y sentirse útil puede desembocar el un cuadro de depresión importante. Algo, que según el V Congreso Catalán de Salud Mental, ha aumentado en España un 19% a raíz de la crisis.
Esto no quiere decir que el trabajo sea secundario y que debamos pasarnos la vida priorizando en cuestiones familiares, haciendo deporte o andar todo el día en chanclas y tocando la guitarra, simplemente debemos buscar un equilibrio entre nuestras metas de trabajo, objetivos personales (físicos, morales y espirituales) y aspectos familiares configurando nuestro éxito de forma autónoma e independiente, no el éxito que la sociedad nos impone.
Esto no quiere decir que el trabajo sea secundario y que debamos pasarnos la vida priorizando en cuestiones familiares, haciendo deporte o andar todo el día en chanclas y tocando la guitarra, simplemente debemos buscar un equilibrio entre nuestras metas de trabajo, objetivos personales (físicos, morales y espirituales) y aspectos familiares configurando nuestro éxito de forma autónoma e independiente, no el éxito que la sociedad nos impone.
Todos estos aspectos son
cruciales cuando hablamos de hábitos de vida saludables y en ningún caso quiero
dar a entender que el estrés sea siempre negativo. Existe un tipo de “estrés positivo” sin el cual no sería posible planificar nuevos objetivos ni progresar
en muchos ámbitos de la vida, además el estrés positivo nos mantiene alerta
desencadenando procesos químicos sin los que la humanidad se habría extinguido
hace miles de años, estimula la creatividad y motiva hacia la autorealización.
El
estrés positivo es necesario en la vida personal (al enamorarnos nos estresamos)
y en la vida laboral, ya que hace que estemos orientados hacia la consecución
de resultados, tengamos iniciativa, resolvamos conflictos y tomemos decisiones
a tiempo. En este punto es necesario señalar que también depende mucho de la
persona, sus niveles de motivación y su ansia de superación personal: hay
personas que cuando trabajan más de ocho horas comienzan a estresarse y a tener
un sentimiento llamado “síndrome de huída” a partir del cual desarollan
sensaciones incluso físicas de ansiedad, nervios… si a estas mismas personas
les subiéramos el sueldo a cambio de trabajar nueve horas en vez de ocho, estos
síntomas desaparecerían muy seguramente. Por tanto la percepción del estrés es
también una percepción personal que está motivada por un factor personal,
cultural y social. De igual forma es fácil observar como algunas personas son
capaces de trabajar doce o catorce horas cada día… sobre todo si ello conlleva
un estatus social y económico elevado
El estrés envejece
Pero el estrés negativo es un
enemigo silencioso que puede ser devastador para nuestra salud y no se trata de
los episodios de estrés agudo que todos sufrimos de vez en cuando. Me refiero
al estrés crónico, aquel que no controlamos y que -sabemos- que nos está
dañando. Los síntomas más comunes del estrés crónico son: depresión, fatiga,
migrañas, dificultades relacionales con la pareja e incluso con los amigos, mal
humor, sensación de “pérdida de control”, tabaquismo, insomnio y ansiedad
constante… Pero hay además una patología que no produce síntomas a corto plazo:
el envejecimiento que provoca el estrés. El Doctor y Fisiólogo Hans Seyle definió el estrés como "el factor que acelera el ritmo de
envejecimiento a través del desgaste de la vida diaria” y es que los episodios
constantes de estrés producen alteraciones bioquímicas que involucran zonas
como el hipotálamo (la zona del cerebro que se encarga de controlar las
emociones y parte de los mecanismos inconscientes y no voluntarios como la
temperatura corporal, la frecuencia cardíaca la respiración, el equilibrio de
líquidos y la presión arterial).
Al estresarnos, se produce desde el
hipotálamo toda una reacción en cadena que implica también a otros órganos: la
glándula pituitaria que segrega adrenocorticotropina y las glándulas
suprarrenales que segregan cortisol. Existe un interesante estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia que resulta interesante para comprender este proceso y que explica entre otras cosas la diferencias en la percepción y bioquímica del estrés entre hombres y mujeres debido a la afectación de distintos ejes hormonales en cada género. "De esta forma, la producción de testosterona en hombres se produce principalmente por el eje HHG, mientras que las mujeres por el HHA, lo que podría explicar las diferencias."
El cortisol es un corticosteroide que es necesario en cantidades normales para el organismo, pero que puede causar también efectos no deseados cuando es segregado en exceso, como la hiperglucemia, lo que produce sensación de fatiga y agotamiento por una “mala gestión” de los hidratos de carbono, aumento del catabolismo (destrucción) de los prótidos (unidades básicas que componen las proteínas) y la disminución de su síntesis, lo que a la larga causa envejecimiento prematuro pues limita la regeneración de las estructuras musculares y aumento de las reservas de grasa, en definitiva: se convierte en un enemigo que impide que nuestro cuerpo se regenere.
El cortisol es un corticosteroide que es necesario en cantidades normales para el organismo, pero que puede causar también efectos no deseados cuando es segregado en exceso, como la hiperglucemia, lo que produce sensación de fatiga y agotamiento por una “mala gestión” de los hidratos de carbono, aumento del catabolismo (destrucción) de los prótidos (unidades básicas que componen las proteínas) y la disminución de su síntesis, lo que a la larga causa envejecimiento prematuro pues limita la regeneración de las estructuras musculares y aumento de las reservas de grasa, en definitiva: se convierte en un enemigo que impide que nuestro cuerpo se regenere.
Cada vez son más los médicos que afirman
que el estrés es un gran amigo del sobrepeso, aunque sobre esto existe un vivo
debate sobre el tema del aumento de grasa, ya que teóricamente, el cortisol
fomenta la movilización de ácidos grasos desde el tejido adiposo. Esta
movilización se realiza por un mecanismo directo y otro indirecto, ya que al
disminuir la captación de glucosa en los tejidos, el organismo se ve obligado a
utilizar vías alternativas para la obtención de energía, utilizando ácidos
grasos; esto ocurriría de manera fisiológica en casos de inanición, sin embargo
son -en situaciones de alimentación normal o excesiva- ,muy conocidos sus
efectos en la acumulación de grasa abdominal y en generar una resistencia
progresiva a la insulina que acaba desarrollando diabetes de tipo II,
hipertensión, enfermedades
cardiovasculares y otros riesgos para la salud relacionados con la obesidad.
El cortisol produce también una inhibición
de las reacciones inflamatorias producidas por los factores de estrés y una
atrofia del timo y de los ganglios linfáticos, que produce una disminución de las
defensas inmunitarias con lo cual podríamos decir que a mayor cantidad de
estrés, más envejecemos y más débiles estamos. Algo sobre lo que existe un
consenso generalizado en términos médicos es que el aumento de grasa en la zona
superior del tronco, parece relacionarse con niveles elevados de cortisol.
Lo peor de todos estos efectos es que al
mismo tiempo que ocurren, el hipotálamo segrega también endorfinas-beta -los
analgésicos naturales del organismo- para permitirnos resistir la tensión, el
dolor y el malestar físico con lo cual seremos cada vez más capaces de vivir en
situación de estrés crónico ya que existirá un nivel en que sus efectos no
serán más perceptibles de forma consciente pero bajo los cuales nuestro corazón
y otros órganos irán sucumbiendo. Casi al final de este libro, el lector
comprobará que yo mismo he sido de alguna forma víctima de mis propias
endorfinas-beta, invitando al estrés a entrar en mi vida.
Se calcula que en España entre el 15 y el
20% de la población consume algún tipo de fármaco ansiolítico, situándose a la
cabeza de la Unión
Europea y de los Estados Unidos. Este consumo que se ha
disparado un 40% en los últimos cinco años ha provocado que en algunas regiones
de España ya estén comenzando a funcionar los primeros talleres de relajación
con el objeto de ofrecer procedimientos no farmacológicos, como tratamientos
alternativos o complementarios ante problemas de ansiedad y de estrés. De
hecho, la industria del Fitness y el Wellness está variando su oferta de actividades
y cada vez son más frecuentes los centros en los que se imparten clases de
Reiki, Tai-Chi, Yoga, control postural… Los nuevos conceptos de balnearios
urbanos y spas también obedecen a esta necesidad creciente de relajación y
“desconexión”. Por enésima vez, para controlar algo, en este caso el estrés,
debemos identificarlo como un problema y seguidamente intentar buscar la vía de
solución.
El ejercicio físico controlado es “mano
de santo” en la lucha contra el estrés, la depresión y la ansiedad, si bien, en
ocasiones, ponerse en manos de un especialista es necesario para conseguir
establecer los parámetros y metas adecuadas: tomarnos más tiempo para comer y
definir que alimentos son los más adecuados, aprender a respirar, ejercitarse
en técnicas de relajación que nos permitan controlar de forma objetiva nuestro
tiempo y actividades diarias…
Por otra parte, aprender a relajarse exige tomar conciencia precisamente de todo lo que estamos olvidando, cosas tan sencillas como sentarse en un sillón a escuchar nuestra respiración e intentar relajar cada músculo de nuestro cuerpo primero desde el cuello y poco a poco ir bajando hasta los pies. Puede parecer una tontería, algunos incluso dirían que una pérdida de tiempo, pero estos simples ejercicios que pueden ocupar tan sólo cinco minutos dos o tres veces al día, se emplean actualmente para revertir los efectos que la liberación masiva de hormonas producen en nuestro organismo, y es algo muy importante, puesto que nuestro estado emocional, nuestro humor, la relación con las personas que nos rodean, la salud de nuestro organismo y nuestra propia vida dependen de ello.
Por otra parte, aprender a relajarse exige tomar conciencia precisamente de todo lo que estamos olvidando, cosas tan sencillas como sentarse en un sillón a escuchar nuestra respiración e intentar relajar cada músculo de nuestro cuerpo primero desde el cuello y poco a poco ir bajando hasta los pies. Puede parecer una tontería, algunos incluso dirían que una pérdida de tiempo, pero estos simples ejercicios que pueden ocupar tan sólo cinco minutos dos o tres veces al día, se emplean actualmente para revertir los efectos que la liberación masiva de hormonas producen en nuestro organismo, y es algo muy importante, puesto que nuestro estado emocional, nuestro humor, la relación con las personas que nos rodean, la salud de nuestro organismo y nuestra propia vida dependen de ello.
Algunas personas sufren problemas de
autoestima y depresión por haber estado sometidas a largos periodos de estrés.
Al final hay una sensación creciente de no tener el control primero sobre
nuestro cuerpo y segundo sobre nuestra vida. Es un síntoma peligroso puesto que
generalmente se intenta ocultar con soluciones a corto que nos permitan
disfrutar de valvulas de escape, como por ejemplo el tabaco o comer de forma
compulsiva.
Analfabetos de la salud
El concepto de estrés es además
de sobras conocido, pero aún y así, los medios para combatirlo siguen siendo
poco utilizados. Estamos muy acostumbrados a tomar medicamentos para cualquier
síntoma físico como un dolor de cabeza o un dolor articular por ejemplo,
incluso en los primeros estadios del dolor. Sin embargo el estrés es una
patología psíquica que revierte es patologías físicas, lo que ocurre es que sus
efectos son tal paulatinos, tenues y camuflados, que difícilmente será
identificado como un verdadero enemigo, por lo que cuando realmente se
convierte en un problema de salud, varias patologías oportunistas ya se han
manifestado y han hecho su trabajo.
El estrés es realmente un problema grave,
y al igual que muchas de las más nocivas actitudes para nuestra salud han ido
instaurándose de forma gradual en nuestra vida sin ser identificadas como
“enemigos”, la sociedad actual está creando lo que Steven Poulsen profesor del IESE
y Director del Centro Internacional del
Trabajo y la Familia ,
denomina como “soldados de la guerra capitalista”. La sociedad del siglo XXI es
una sociedad en donde las decisiones se generan en entornos absolutamente
informatizados, decidimos y nos comunicamos mediante correos electrónicos o
dispositivos móviles que permiten una comunicación inmediata, (que no una
acción inmediata) los índices de producción empresarial son cada vez más
elevados gracias a la mecanización de los procesos, intentamos controlar una
agenda electrónica a velocidad humana mediante decisiones tomadas mucho antes
de forma electrónica y a la velocidad de la luz…
En ocasiones, lo que les ocurre a muchos
directivos de empresa es sencillamente que su labor directiva ha ido pasando a
un trabajo de mero “apaguafuegos”, es decir, se responsabilizan de la
coordinación de los procesos pero la verdadera gestión es llevada por los
mandos intermedios. La base de la gestión correcta estaría en el equilibrio
entre acción y reflexión y hay otro punto importante: aprender a priorizar y
establecer la meditación y el ejercicio físico como una prioridad absoluta si
queremos tener una mente tan en forma como el mejor de los cuerpos. Es
importante destacar también que el estrés es uno de los factores depresores del
sistema inmunológico más potente por lo que no es extraño que la salud global
dependa en gran medida de lo que sabemos en términos de salud precisamente y en
como aplicamos o no aplicamos ese conocimiento.
Actualmente nuestro conocimiento en áreas no vitales ni prioritarias
en la vida, es absolutamente enorme, por eso no es raro observar como los niños
se manejan en las nuevas tecnologías como pez en el agua: pon una vídeo consola
en manos de un niño y verás como de forma intuitiva sus manos se fusionan con
los mandos sin necesidad de utilizar ningún libro de instrucciones. Lo paradójico es que el conocimiento sobre esa tecnología, es monumental en
comparación con conocimientos básicos sobre ejercicio físico, relajación,
control postural o nutrición, por tanto es lógico pensar que poco a poco seamos
cada vez más incapaces de gestionar sin medios electrónicos y verdaderamente
las gestión de esos cuatro aspectos fundamentales para la salud: ejercicio
físico, relajación, control postural y nutrición son temas que podemos aprender
sin necesidad de ningún soporte tecnológico o más allá apoyarnos en ellos para aprender a vivir.
Mi consejo?: toma las riendas de tu vida, haz deporte, come de forma consecuente con lo que deseas conseguir y piensa ante todo, que cuanto mas aprendas a cuidarte, mas sabrás cuidar de los demás.
Luis Perea
Mi consejo?: toma las riendas de tu vida, haz deporte, come de forma consecuente con lo que deseas conseguir y piensa ante todo, que cuanto mas aprendas a cuidarte, mas sabrás cuidar de los demás.
Luis Perea
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