Copyright © Luis Perea 2013. Todos los derechos reservados. Cualquier copia, duplicación o uso del contenido de este artículo está prohibido salvo autorización previa del autor.
Los
llamados "comportamientos de bienestar" son finalmente los únicos
capaces de librarnos por lo menos en parte, de la lista publicada por el Nacional Institute of Mental Health,
como principales causas de enfermedad en Estados Unidos y en donde aparece la cardiopatía isquémica
en primer lugar, seguida de la depresión mayor, y las enfermedades
cardiovasculares y el consumo de alcohol en tercer y cuarto lugar
respectivamente.
Los "estilos de vida saludables" no sólo pueden
ayudarnos a combatir activamente algunas enfermedades y a prevenir otras sino
que nos permiten eliminar factores de riesgo que -estadísticamente- se llevan
miles de vidas cada año en todo el mundo. Es ingenuo pensar que estamos fuera
de las estadísticas. Por otra parte el simple hecho de encontrar la depresión
mayor y el consumo desmesurado de alcohol como causas principales de
enfermedad, debería hacernos pensar que muy posiblemente la causa y razón final
del porqué quitamos importancia a cuidarnos y mantener nuestra salud, esté
finalmente en nuestra cabeza.: “Mens sana in corpore sano”.
De nuevo, hablar del factor cultural es
determinante, pues los estilos de vida son patrones de comportamiento, valores
y forma de vida que caracterizan a un individuo, grupo o a las diferentes
clases sociales. El estilo de vida representa la práctica diaria de costumbres
que engloban ejercicio físico, alimentación y demás factores que intervienen
directamente en nuestra salud. Nuestro estilo de vida puede ser un
comportamiento "Wellness" o un comportamiento de riesgo, estos últimos
incrementan las posibilidades de enfermar y sufrir accidentes y generalmente no
sólo influyen en nuestra salud, sino que también inciden en la salud de los que
nos rodean y por supuesto en su vida.
La alimentación por ejemplo, responde
casi siempre a valores aprendidos en el ámbito familiar y en nuestro entorno
social y generalmente lo correcta que esta sea depende por lo general a
patrones culturales y educativos. Entender por ejemplo que son los hidratos de
carbono o para que sirven las proteínas, son aspectos que debemos aprender y en
lo posible gestionar y aplicar en nuestro beneficio.
Las nuevas tendencias del consumo
deportivo, obedecen sobre todo a patrones de necesidad del mercado. Hoy en día
es fácil encontrar en los estantes de cualquier supermercado alimentos con
soja, cereales con isoflavonas, galletas con L-Carnitina o alimentos
enriquecidos con vitaminas y Omega-3. Al margen de su verdadera utilidad, la
razón es sencilla: cada vez estamos más preocupados por nuestro aspecto físico
y también por nuestra salud. En contrapartida, los factores culturales que
deberían librarnos de muchas de las actuales patologías que sufrimos en el
mundo desarrollado, no constituyen precisamente un valor preventivo.
De hecho,
aún gestionando más y mejor información que diez años atrás, las cifras de
depresión, estrés, enfermedades nerviosas etc. van en aumento año tras año.
Gestionamos en realidad micro-cantidades de información: la justa para relacionarnos,
trabajar -a veces en exceso y también a veces otorgando más valor al trabajo
que a la propia salud- vivir el día a día y planificar nuestra vida a un máximo
de unos meses vista. Somos capaces de prever que debemos programar nuestras
vacaciones con unos meses de antelación para no perder las plazas, e incluso
capaces de hipotecar nuestra vida entera en plazos para comprar nuestra casa y
¿disfrutar? de una vejez incierta en cuanto a salud se refiere pero en muchos
casos absolutamente incapaces de invertir en mantener nuestro cuerpo y nuestra
mente en el mejor estado posible.
En la actualidad encontraremos muchas
opciones para estar más sanos, más fuertes o con mejor aspecto físico. Tenemos
multitud de opciones en el entorno del Fitness y la salud: actividades
acuáticas, máquinas de entrenamiento de lo más diverso, actividades
cardiovasculares y varios tipos de profesionales sobre los que más adelante
hablaremos. Un punto importante para asesorarnos en cuales son estos patrones
de bienestar y en como aplicarlos en nosotros mismos es que consultemos un
profesional médico que nos marque la ruta a seguir. Posteriormente si nos falta
motivación, precisamos de un seguimiento más exhaustivo o necesitamos que un
profesional de la actividad física interactúe con nuestro médico, un Entrenador
Personal puede ser una buena opción. Siempre y cuando aplique en si mismo estos
patrones de bienestar como condición indispensable. Más allá del entrenamiento
orientado hacia aspectos estéticos o de alto rendimiento deportivo, un
profesional de la actividad física y la salud como un Entrenador Personal, debe
ser un profesional capacitado en poder atender los parámetros de actuación que
su médico a diseñado para Usted y debe ante todo ser un modelo de seguimiento.
Los patrones del
bienestar
Rechace imitaciones, un verdadero profesional
debe ser un modelo de comportamiento. Este es un punto que comento muchas veces
con algunos compañeros. Desde mi punto de vista, un profesional de la salud no
es un animador turístico, ni un contador de repeticiones, tampoco un simple motivador
ni siquiera un relaciones públicas. Un verdadero profesional de la salud debe
conocer y practicar las pautas que conservan y potencian la salud. Y esto es
extensible a mi juicio a todos los que de alguna manera se dedican a conservar
la salud de las personas, médicos, fisioterapeutas, profesionales del fitness e
incluso añadiría a los profesionales del ámbito estético tanto desde el campo
médico como simplemente cosmético.
Los
patrones de bienestar se refieren a aspectos como:
1. Realizar ejercicio físico de forma segura y
regular
2. Llevar una nutrición adecuada y sana
3. Tener un cierto control sobre el estrés y
aprender a relajarse
4. No fumar
5. No ingerir alcohol (o su consumo moderado)
6. Dormir de 7 a 8 horas diarias
7. Aplicar medidas de seguridad que eviten
accidentes físicos y tomar medidas en el sexo con riesgo
8. Ayudar a las personas más necesitadas y trabajar
en nuestros valores
9. Hábitos de higiene, imagen y cuidado físico
10. Pensar que el cuerpo y la mente son uno
11. Educar la mente en positivo, pensar que nuestro
cerebro es un jardín, cultiva y cuida tu jardín
Cada uno de estos once puntos es
determinante para conseguir un buen nivel de prevención, pero los verdaderos
cambios los sentiremos en nuestra manera de vivir, en la forma en la que
afrontamos los pequeños retos de cada día y en lo que transmitimos a los demás.
Finalmente, conseguir un buen estado de salud no es algo que se consiga
reduciendo nuestro nivel de grasa corporal y aumentando nuestra masa corporal.
Sentirse bien significa verdaderamente "estar bien" y eso engloba
nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón, porque sentirse bien de verdad
es algo indivisible de un concepto espiritual que pretendo resaltar pero sobre
el que no profundizaré por lo extenso y complejo de su contenido, pero que sin
duda refleja fielmente la idea de que es difícil sentirse bien si lo que
transmitimos a los demás es negativo. El positivismo es sin duda uno de los
mejores aliados de nuestra salud.
Todo depende de
cómo orientemos o mejor dicho: de cómo visualicemos los pros y contras de cada
apartado. En el punto número siete, incluiríamos la realización de chequeos
médicos y revisiones periódicas como elemento fundamental del concepto
preventivo: el diagnóstico precoz.
A lo largo de los años, la experiencia me
ha enseñado que el concepto de Wellness o bienestar es un concepto que cada uno
crea a su medida. Pero muchas veces ocurre que cada uno lo crea según su
conveniencia. Otros en cambio no sólo no intentan aplicarlo en su vida sino que
lo rechazan abiertamente. Sienten que es algo que no puede entrar en su
cotidianeidad, en el día a día de sus vidas, es como si a una persona
aficionada a leer de dicen que ahora debe también aficionarse a hacer
parapente… "ni me gusta, ni me
interesa, no me veo con ese traje de astronauta y colgado de un paracaídas, me da
pavor" -pensarían muchos-. La realidad es que inducir a una persona
hacia un estilo de vida saludable no es fácil y me encuentro muchas veces en
que asesoro y entreno a personas que de antemano estaban concienciadas con la
importancia de trabajar en pro de su salud y estilo de vida.
Otras veces vienen
a mí cuando previamente el médico les ha dicho que no tienen otra opción o
incluso cuando ya han sufrido algún tipo de intervención, y menos veces de las
que desearía convenzo a alguien de la importancia de no auto agredirse y sobre
todo de la gravedad de los castigos que le infligen a su cuerpo.
Lo malo es que las cosas que ellos
consideran "buenas" ofrecen un valor experiencial inmediato y que es
interpretado de muchas formas, pero casi nunca como una agresión. Fumar por
ejemplo ofrece de forma inmediata una sensación de tranquilidad y placer hasta
el punto que muchos, muchísimos fumadores son incapaces de realizar ciertos
actos cotidianos sin la presencia de un cigarrillo: trabajar frente al ordenador,
tomar un café e incluso hacer el amor son actos que para muchos van ligados al
acto de fumar.
Con el alcohol ocurre lo mismo, la desinhibición y la sensación de soltura que produce es difícil de separar de actos sociales como las comidas de empresa y poco a poco tampoco de las comidas en casa o de las comidas familiares de fin de semana. Cuando el enemigo come contigo, descansa contigo, se divierte contigo y hasta se acuesta con tu mujer… entonces tienes un problema, porque este enemigo que ahora crees controlar un día será tan grande y tan fuerte que echarlo de casa, echarlo de tu cuerpo y de tu vida será verdaderamente difícil.
Con el alcohol ocurre lo mismo, la desinhibición y la sensación de soltura que produce es difícil de separar de actos sociales como las comidas de empresa y poco a poco tampoco de las comidas en casa o de las comidas familiares de fin de semana. Cuando el enemigo come contigo, descansa contigo, se divierte contigo y hasta se acuesta con tu mujer… entonces tienes un problema, porque este enemigo que ahora crees controlar un día será tan grande y tan fuerte que echarlo de casa, echarlo de tu cuerpo y de tu vida será verdaderamente difícil.
Si tu planteamiento es “lo tengo claro, pero ahora no es el momento”,
o “ si, tengo que hacerlo, pero esperaré
a estabilizar mi trabajo o mi pareja o…”
te voy a decir un secreto: vivimos en una realidad en la que nunca es
“el momento”, no esperes que de pronto un día te levantes y digas: “vaya, hoy siento que es el momento, voy a
dejar de fumar, voy a cuidarme, voy a invertir en mi salud”, eso puede
ocurrir, pero lo que suele pasar es que tu enemigo, un día mientras te lavas la
cara por la mañana o mientras cenas con tu mujer o mientras conduces, te muerde
el pulmón, o el intestino y entonces te das cuenta de que has de pedir hora al
médico. Es “el momento” de que otro intente arreglar lo que nosotros hemos ido
destruyendo con el tiempo.
Podemos pensar que ¿dónde está el límite?, ¿en qué
momento tengo que cambar para antecederme a la enfermedad?, Bien, en el caso
del tabaco el límite es un cigarro, porque sólo el hecho de fumar ya es nocivo,
o sea que el momento es ahora. En el mejor de los casos, lo que ocurrirá es que
el espejo o un simple análisis nos diga que tenemos que disminuir de peso o que
tenemos que bajar los niveles de colesterol. Generalmente el siguiente paso es
actuar de manera aislada para poner solución a un problema que incorrectamente
también consideramos aislado. Lo más inteligente sería tomar el problema como
la punta del iceberg de un conjunto de planteamiento erróneos para nuestra salud
y buscar una solución global no al problema sólo sino a la causa que nos ha
llevado a el.
Entre el consumo saludable de máximo una
copa de vino al día para las mujeres y dos copas de vino al día para los
hombres y el alcoholismo que se situaría en el otro extremo, encontramos lo que
llamamos consumo de riesgo que comienza cuando empezamos a superar estos
niveles y es en donde se encuentra un gran tanto por ciento de la población.
Todos conocemos a alguien que a media mañana toma un almuerzo con cerveza, bebe
tres copas de vino para comer, toma un carajillo de anís con el café y cenan de
nuevo con vino o cerveza.
Algunos incluso acaban la jornada con algún whisky.
Esto supera con creces los 40
gramos máximos de alcohol para hombres y los 25 gramos máximos para
mujeres que recomienda el cardiólogo ValentínFuster. Estamos ante lo que el llama "la antesala de la
desgracia" teniendo en cuenta que a ello se le pueden sumar las casi 300
calorías que contienen esos 40
gramos de alcohol y que se suman a la ya de por sí poco
cuidada dieta de las personas que no se cuidan- valga la redundancia-. En esta
lotería se juegan entonces premios como la obesidad, la hipertensión que se
genera a partir de la cuarta copa y el riego de sufrir una hemorragia cerebral
que aumenta en los hombres a partir de la sexta copa, el aumento de los
triglicéridos, las cardiomiopatías y por supuesto la adicción.
En este punto,
es necesario hacer un llamamiento a todas esas personas que nunca se tomán la tensión
arterial: la hipertensión es un verdadero “asesino silencioso” puesto que no
provoca síntomas evidentes y en ocasiones estos son tan vagos que no se tienen
en cuenta. La hipertensión ataca especialmente al funcionamiento de los
riñones, el corazón y el sistema vascular, por lo que cuando se manifiesta en
forma de un síntoma identificable como un mareo, palpitaciones o un problema de
visión, a veces el daño producido ya es grande. La mejor manera de luchar
contra la hipertensión es prevenirla. Su médico le indicará cuales son las
pautas a seguir para apartarse de esta patología que pasa por evitar el
sobrepeso, hacer ejercicio de forma regular, disminuir de la dieta las grasas
animales, aumentar el consumo de hortalizas, frutas y verduras, eliminar el
tabaco y evidentemente moderar su consumo de alcohol y sodio.
Y no es necesario llegar al final del
juego. A algunos les toca la lotería que incluye el premio del sobrepeso y la
hipertensión y no se convierten en adictos, otros sólo ganan el premio del
colesterol o la patología cardíaca viviendo dependientes de un fármaco de por
vida, algunos se convierten en adictos que acaban perdiendo amigos, familia y
trabajo. Los más afortunados se salvan de sufrir un cáncer de colon porque se
matan en un accidente de tráfico, en el mejor de los casos sin víctimas
inocentes. Es un juego macabro y socialmente aceptado, pero con más perdedores
que ganadores.
Ojalá la gente supiera divertirse tomando
cualquier otra bebida sin efectos sobre su percepción sensorial. Hoy por hoy
esto es una entelequia y tengo que escuchar muchas veces la palabra
"radical" o "extremista". Evidentemente no hablo el mismo
idioma que la gran mayoría de la gente pero mi vida no precisa del efecto de
comuna ni del apoyo del grupo para ser plena. Con dos, tres copas al día sigo
en el lado de la salud, e incluso la refuerzo, con más sí soy radical, y lo soy
con mi propia salud. Es una cuestión de sentido común. Tampoco las drogas se
escapan a los hábitos de consumo asociados con la diversión o el ocio nocturno
e incluso con el ámbito del trabajo. Es sorprendente como las personas se dejan
llevar por los demás con tal de seguir en el grupo. Es una percepción
absolutamente miope de la diversión, el éxito o el rendimiento y una terrible evidencia
de cuan vacías están algunas personas, castradas de la capacidad creativa y de
la curiosidad que les permita buscar alternativas para su diversión.
Hace un tiempo un amigo me comentaba algo
que va al hilo de este tema. Estábamos hablando del tremendo éxito de audiencia
que tenían algunos programas de televisión que tratan sobre la vida que llevan
algunas personas recluidas en casas o en islas de las que no pueden salir.
Desconozco si esto tiene alguna utilidad para psicólogos o sociólogos, pero
sospecho que los que verdaderamente sacan algo de estos programas son las
cadenas de televisión. La cuestión es que mi amigo dijo algo que se me quedó
grabado: "algunas personas tienen
una vida tan vacía que necesitan llenarla de la vida de los demás para que la
suya tenga sentido…". Yo pienso más bien que demasiada gente se
aburre, no encuentran la motivación para sentirse cautivados por un libro, no
saben lo emocionante que es aprender, no disfrutan buscando su parte creativa y
tienen amputada la capacidad de emocionarse, pero sobretodo a emocionarse con
sus vidas, no con las vidas de los demás. Nadie les ha educado en cultivar su
mente ni cultivar su cuerpo.
Su concepto de inversión es un concepto relacionado con aspectos materiales. La salud, por el contrario creen que está sólo en manos de los médicos y del estado. Se trata de una carencia espiritual, porque creo que el bienestar, nace sobretodo de querer estar bien con uno mismo y eso debe tener algo que ver con el espíritu -para unos- y con la virtud del razonamiento -para otros-. Cuando perdemos la percepción de nosotros mismos buscamos otras referencias, cuando las riendas de nuestra vida corren tres metros delante de nosotros corremos el riesgo de que nos coaccionen, nos convenzan, nos manipulen y nos hagan entrar en un juego comunitario llamado "la estupidez de la masa social". Una estupidez que hace que algunas personas consideren más importante lo que pasa en la televisión que en sus propias vidas. Para un barco sin puerto, cualquier viento es bueno.
Su concepto de inversión es un concepto relacionado con aspectos materiales. La salud, por el contrario creen que está sólo en manos de los médicos y del estado. Se trata de una carencia espiritual, porque creo que el bienestar, nace sobretodo de querer estar bien con uno mismo y eso debe tener algo que ver con el espíritu -para unos- y con la virtud del razonamiento -para otros-. Cuando perdemos la percepción de nosotros mismos buscamos otras referencias, cuando las riendas de nuestra vida corren tres metros delante de nosotros corremos el riesgo de que nos coaccionen, nos convenzan, nos manipulen y nos hagan entrar en un juego comunitario llamado "la estupidez de la masa social". Una estupidez que hace que algunas personas consideren más importante lo que pasa en la televisión que en sus propias vidas. Para un barco sin puerto, cualquier viento es bueno.
Por eso siempre intento inculcar a las
personas que quiero que el bienestar debe nacer desde dentro hacia fuera y debe
ser un planteamiento que no tenga final, es decir, siempre en crecimiento,
crecimiento intelectual, evitando que en nuestra mente entren elementos de
manipulación externa que coarten nuestra libertad y que contaminen nuestra
capacidad de ampliación y crecimiento en conocimientos para conseguir la
comprensión de como para aplicar los principios del bienestar primero en
nuestra mente y luego en nuestro cuerpo. Estoy hablando de leer, conversar con
los amigos, explorar nuevas áreas relacionadas con el arte, la pintura o
nuestras aficiones sean cuales sean y sobretodo no permitir que nada nos
imponga sus reglas de vida. Fíjese el lector que no he hablado de deporte ni
actividad física. Los principios de la salud y el bienestar pasan primero por
reconciliarnos con nuestra vida y nuestra mente, para algunos será necesario
primero recuperarla, más tarde nos ocuparemos del cuerpo.
Hablemos, ahora si, un poco del gimnasio: El comportamiento Wellness debe ser sobretodo un compromiso personal de mejora y un pacto de no-autoagresión. Y para ello, siempre explico que apuntarte al gimnasio no es generalmente la mejor opción. Es una más de las teclas y resortes que hay que accionar para ponerse en camino, pero muchas veces se confunde como un “traspaso de responsabilidades”. Demasiadas personas se apuntan al gimnasio con el ansia de que su aspecto físico o incluso su salud mejore, pero luego no acuden al gimnasio o simplemente se encuentran perdidas en el, buscando soluciones a necesidades a las que no encuentran respuestas efectivas. No nos engañemos, en los gimnasios y clubes de Fitness, podremos hacer amigos, relacionarnos, divertirnos e incluso invertir en nuestra salud, pero solamente si se da la condición obligatoria de querer mejorar, y teniendo claro que eso depende de nosotros, no de un profesional determinado ni de un gimnasio perfectamente equipado.
La solución está sobretodo en nuestra
cabeza y es responsabilidad nuestra, no de una ficha de alta. Por otra parte,
conozco infinidad de personas que son auténticos sponsors de los clubes
deportivos y mantienen una relación con este, puramente casual: si un día se dá
la casualidad de que tienen ganas de ir al gimnasio, entonces aparecen en el,
se cambian de ropa y cumplen con los requisitos necesarios del buen sponsor, es
decir, ponerse los auriculares, escuchar un poco de música mientras pedalea,
hacer cuatro ejercicios desordenados y… cumplir. Lo peor de todo esto es que el
“cumplidor” tiene la sensación de que practicando este rito dos o tres veces al
mes, los beneficios para su imagen, su salud y su mente van a ser
verdaderamente visibles y evidentes sencillamente por aquella frase tan célebre
de: “voy al gimnasio cada semana”… y aunque eso está bien para el club, no es
suficiente para nuestro cuerpo. Lamento ser un aguafiestas y quitarles la
ilusión a todos los cumplidores que leen estas líneas: tres o cuatro veces al
mes no es suficiente. Puede serlo para que tu conciencia quede más tranquila,
pero seguramente la barriga que impide que te veas los pies al ducharte siga
ahí mes tras mes e incluso de forma absolutamente insolente, aumente de
diámetro.
Siempre quedan las soluciones milagrosas
como los sistemas reductores a base de pastillas, las dietas de la col o de la
piña, las dietas por puntos, los parches reductores, las cremas reafirmantes,
las saunas portátiles, los gadgets electrónicos que venden por televisión a las
tres de la madrugada o el último aparato que han puesto en el centro de
estética de la esquina, pero para que el lector vaya cogiéndome aprecio le diré
un secreto para que quede entre nosotros: casi con toda seguridad nada de eso
va a mejorar su tono muscular, su imagen o su salud de forma sostenible en el
tiempo. De hecho la mayoría de esos sistemas son un puro fraude que no tiene
más objetivo que conseguir su dinero.
Además, al margen de ir al gimnasio, existen muchas otras actitudes y costumbres que es necesario adoptar en nuestra vida cotidiana para conseguir realmente ir bien encaminados, de igual forma, otras costumbres deberán irse abandonando: no basta con ir -incluso cada día- al gimnasio a fomentar nuestra salud y condición física si después aparezco en la puerta con un cigarro en la mano, -algo lamentable que veo diariamente-. Generalmente, cuando esto ocurre, esta actitud va acompañada de muchas otras costumbres nocivas. Por eso la experiencia me dice que no es cuestión de ser extremista: la salud es una actitud que se adopta o no se adopta. No existen términos medios.
Luis Perea
Además, al margen de ir al gimnasio, existen muchas otras actitudes y costumbres que es necesario adoptar en nuestra vida cotidiana para conseguir realmente ir bien encaminados, de igual forma, otras costumbres deberán irse abandonando: no basta con ir -incluso cada día- al gimnasio a fomentar nuestra salud y condición física si después aparezco en la puerta con un cigarro en la mano, -algo lamentable que veo diariamente-. Generalmente, cuando esto ocurre, esta actitud va acompañada de muchas otras costumbres nocivas. Por eso la experiencia me dice que no es cuestión de ser extremista: la salud es una actitud que se adopta o no se adopta. No existen términos medios.
Luis Perea
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