Generalmente las personas con sobrepeso
son verdaderos especialistas en buscar nuevas dietas, sistemas adelgazantes e
incluso fármacos y gadgets electrónicos para que su figura mejore y su grasa
desaparezca. Conocen y han probado una veintena de dietas, tienen cinco o seis
libros “milagrosos”… si esa perseverancia hubiera sido mantenida para probar
nuevos sistemas de entrenamiento o actividad física, seguramente un gran
porcentaje de ellos habrían conseguido con el tiempo los resultados buscados.
Para
estas personas, hablar de cálculos de masa muscular, agua, porcentajes de
grasa, fibras o neurotransmisores no es muy eficaz y opino que la mejor opción
es buscar un especialista en la materia, porque lo que quieren (y lo quieren
ya) es ver resultados.
Los asesores en salud y ejercicio físico tenemos la
obligación de rodearnos de especialistas en el campo de la nutrición y también
de la cirugía, capaces de trabajar en correlación con nosotros para ofrecer
respuestas globales. Fíjese el Lector que he nombrado también la cirugía, y es
que hay índices de masa corporal
superiores a 35 o 40 de obesidad mórbida o supermórbida en los que lo
más recomendable también para la salud psíquica del paciente es pasar por el
quirófano puesto que ya no estamos a tiempo de afrontar una dieta ni tenemos
suficiente salud como para afrontar un programa de ejercicio: en ocasiones el
sobrepeso es tal, que las articulaciones como los tobillos o las rodillas,
están en permanente estado de riesgo.
En esos casos, comenzar un programa de
ejercicio es realmente difícil ya que el margen de riesgo-beneficio en relación
al sistema cardiovascular y al sistema articular y óseo es de difícil
definición por lo que la solución quirúrgica es la mejor opción.
Generalmente este tipo de personas ya han
pasado por todas esas etapas: se han sometido a rigurosas dietas, han recibido
tratamiento psicológico y también farmacológico pero estos sistemas se han
mostrado eficaces en la pérdida de peso sólo a corto plazo (técnicas
cognitivo-conductuales) recuperando al poco tiempo el peso perdido. Por otra
parte, poco a poco se van descubriendo más factores que están ampliando la
causística del sobrepeso como la relación entre la hormona del crecimiento o la
hormona Ghrlin que segrega el estómago y que parece que tiene una
correspondencia directa con la percepción del apetito lo que refuerza la idea
de que los asesores de salud no podemos trabajar solos (y tampoco los médicos
deberían trabajar solos).
Estos pacientes entran en “ciclos de
prueba” de nuevas dietas o nuevos sistemas de forma continuada a lo largo de su
vida y lo que suele ocurrir es que cada vez pesan más a medida que pasan los
años y que su calidad de vida, auto-estima y relación social va disminuyendo. Es
el momento de que el especialista determine si es aconsejable operar o no. En
estos casos es además importante visionar la salud del paciente como un
concepto global ya que no estamos hablando simplemente de buscar solución a su
problema de obesidad mediante una intervención de bypass intestinal o balón
gástrico. Pasado un tiempo, será necesario realizar correcciones anatómicas y
estéticas para retirar la piel sobrante y realizar un abordaje integral
posterior que incluya ejercicios de rehabilitación, recuperación postural y
articular y reeducación alimentaria.
Se trata de “llevar de la mano al
paciente” para que aprenda a vivir con su nuevo cuerpo. Esta experiencia en la
que he tenido la suerte de participar con algunos de los mejores médicos de este
país, me ha reafirmado en la idea de que un médico no puede dar la vida, pero
puede devolvérsela a muchos pacientes. A partir de ese momento, muchos
pacientes creen haber solucionado un problema (su apariencia física) pero el
verdadero problema, es decir, la causa que les hizo ganar peso sigue todavía
ahí y se llama inconstancia en la realización de ejercicio físico,
desconocimiento del efecto y gestión de las calorías y alimentos que ingerimos,
y lo peor: un escaso o nulo interés por todo esto, bien por no sentirse
suficientemente motivados para aprenderlo o bien porque nadie se lo enseñó en
la niñez.
El verdadero reto no es por tanto
conseguir el resultado que esperamos en una intervención quirúrgica sino
mantener ese resultado durante el resto de la vida en base a cambios en
nuestros hábitos de ejercicio y costumbres alimenticias. Algunos de los mejores
cirujanos plásticos de nuestro país como el Dr.Jorge Planas y otros estupendos profesionales del ámbito de la cirugía
estética, contemplan la intervención como algo que va más allá del quirófano y
que se extiende en el tiempo mediante programas de ejercicio físico, programas
nutricionales y programas de aprendizaje alimentario y conductual con el fin de
darle al paciente las herramientas necesarias como para mantener el resultado
obtenido y mejorar ostensiblemente los resultados. “el mejor bisturí está en el
interior de nuestras cabezas”.
Un problema como la obesidad mórbida es
además un tipo de patología que debe tratarse de forma multidisciplinar. Que un
profesional del ejercicio o la actividad física intente dar soluciones a este
tipo de personas de forma individual es como mínimo una irresponsabilidad. Y me
atrevería a decir lo mismo con índices de masa corporal inferiores, en torno a
un 30 de IMC (índice de masa corporal), puesto que el obeso suele estar
afectado por otras patologías oportunistas asociadas y que exigen la
interactuación de otros especialistas para su control: osteoartrítis,
depresión, apneas, problemas circulatorios y dificultad de oxigenación por
disminución de oxigeno en sangre, problemas cardíacos, hipertensión, diabetes y
resistencia a la insulina (hiperinsulinemia), trastornos de tiroides… demasiado
trabajo para uno sólo. Al hilo de todo esto, las personas con sobrepeso, suelen
desarrollar el SRI o síndrome de resistencia a la insulina que provoca -de la
mano de ciertos desordenes metabólicos progresivos- que nuestras células
pierdan receptores de la insulina producida por el páncreas.
Es este punto, el factor nutricional no
puede ser un factor conocido “de pasada” sino un aspecto sobre el que es
necesario profundizar de forma muy analítica, algo que está solamente al
alcance de ciertos especialistas en la materia, por eso, cuando una dieta no se
personaliza según los patrones metabólicos, hormonales y de actividad física de
cada individuo, lo que estamos haciendo es tratar unicamente la superficie del
problema y de no contemplar el problema en toda su extensión corremos el riesgo
de que el paciente con un poco de sobrepeso se convierta en un tiempo en obeso
e incluso en diabético.
Esta interacción no contempla solamente al médico y al
paciente: los diferentes profesionales de la actividad física e incluso
terapeutas de otras especialidades deberían conocer de forma concreta los
beneficios e inconvenientes de cada tipo de hidratos de carbono, haciendo
hincapié en la importancia de ingerir hidratos de carbono integrales o de
digestión más lenta. El índice glucémico, de cada alimento, es una buena base
de conocimiento para comenzar a entrenar a nuestro paciente o cliente en las
fórmulas más eficaces de proporcionar combustible a su organismo.
La cirugía por si misma prepara el
terreno para poner solución a parte de estas patologías, pero hay que tener en
cuenta que el paciente que pierde varias decenas de kilos gracias a estas
operaciones sigue teniendo las mismas articulaciones, los mismos pulmones y el
mismo corazón que antes de intervenirse y debe tratarse ante todo como un
paciente en recuperación. Tiempo habrá de tratarlo como un cliente y de
reforzar su salud, el objetivo por de pronto es preservar sus capacidades
físicas y su vida. Aún así, las estadísticas nos dicen que mortalidad
postinfarto de miocardio puede disminuir hasta en un 20% entre quienes siguen
programas de ejercicio físico controlado.
El ejercicio físico, no sólo para las
personas que padecen obesidad mórbida sino también para las personas con estado
de sobrepeso avanzado, sobre 30 IMC, debe ser absolutamente personalizado y
exige una valoración individual de factores que a veces pueden parecer no muy
importantes como el apoyo que le ofrece su entorno (amigos, familia…), las
costumbres alimenticias en casa, el nivel socio-cultural y la capacidad de
auto-responsabilidad.
De hecho, jamás debería aconsejarse la
práctica de ejercicio cardiovascular sin ir acompañado de un trabajo de
adaptación primero y entrenamiento después de todo el sistema articular y
tendinoso. Otro aspecto importante es decir toda la verdad: el ejercicio con
cargas y resistencias es idóneo para ganar masa muscular y aumentar el metabolismo
basal y también el gasto calórico durante el día y también realizando el
ejercicio. Se trata por tanto de una de las mejores armas junto con la
formación nutricional para combatir el sobrepeso.
Sin embargo, aunque el
ejercicio cardiovasular es teóricamente muy beneficioso, estos beneficios
solamente son aplicables en términos de salud, puesto que para que los
resultados puedan verse físicamente en un individuo, deberemos realizarlo
durante un tiempo tan largo (a veces más de una hora) que las articulaciones de
la persona obesa o con sobrepeso no podrían soportarlo. Es decir, media hora de
caminar sería estupendo para el corazón y todo el sistema cardiovascular, sin
embargo puede ser excesivo para los tobillos de la persona con sobrepeso y en
casi todas las ocasiones insuficiente como para quemar bastante cantidad de
calorías.
Generalmente, los profesionales de la
nutrición que no trabajan respaldados por asesores de salud y preparadores
físicos (ocurre también al revés), trabajan únicamente con parte de la
información o parte de la teoría, no teniendo en cuenta el segmento de trabajo
del que no son especialistas e ignorando que el proceso de adaptación y las
progresiones a las que hay que someter a las articulaciones es imprescindible
para conseguir que el paciente lleve a cabo la totalidad del programa de
adelgazamiento sin añadir riesgos. A veces esta información tampoco llega al
paciente y es fácil observar como algunas personas dedican una hora y media al
día o incluso más a realizar ejercicios cardiovasculares y nada de ejercicio
con resistencias y cargas. Este es un error muy común que en ocasiones y según
la dieta realizada induce al organismo a consumir también parte del músculo
para emplearlo como combustible, con lo cual ocasionamos exactamente lo
contrario: perder motor para quemar calorías.
Finalmente y tras una correcta adaptación
osteo-tendinosa, el mejor ejercicio aeróbico sería aquel que estimulase con
mayor eficacia el sistema hormonal y quemase más calorías totales como el ejercicio
aeróbico de alta intensidad y el ejercicio de fartlek o con cambios de rirmo,
teniendo en cuenta que este no debería sobrepasar los 45’ y en torno al 65 del Vo2
max. Esta cifra puede obtenerse mediante una prueba de esfuerzo (muy
aconsejable y casi obligatoria) o incluso su predicción mediante algunos de los
más modernos pulsómetros. Cualquier profesional de la actividad física debería
estar capacitado para obtenerla mediante diferentes pruebas.
En ocasiones cuando se trata de obesos
mórbidos que han perdido peso tras una operación, es necesario durante un
tiempo “reacostumbrar” a sus articulaciones, tendones, columna, manos y pies a
soportar presiones, elongaciones y palancas, puesto que los largos periodos de
inactividad han disminuido sus capacidades físicas y han destruido gran parte
de las Unidades Motoras de las que hablábamos anteriormente. También es
importante adaptar a cada persona los parámetros de ejercicio según la
prevalencia de sus patologías: posiblemente una sesión ejercicio que provoque
un gasto calórico de 300 o 400 Kcal sea muy beneficioso para una persona con
sobrepeso, y lo será todavía más si conseguimos que semanalmente ello se
traduzca en un gasto de 2.000 Kcal semanales, pero será a todas luces inviable
para un paciente que padezca además problemas coronarios.
En cualquier caso una
prueba hemodinámica, una prueba de ergometría y su interpretación por parte de
un profesional médico, es imprescindible para ponerse en manos de un Entrenador
Personal. Es necesario siempre trabajar con datos objetivos. La subjetividad es
para los poco profesionales. Cuando además no estamos hablando sencillamente de
“ponerse en forma” sino de trabajar en conjunto con otros figuras del ámbito
médico y de la educación física para poner solución a una patología importante,
esto merece que busquemos verdaderos profesionales, ponerse en manos de un
profesional de la actividad física poco capacitado dejaría la mitad de su
programa de salud en manos de la suerte.
“Zapatero a tus zapatos” es un dicho que
se adapta muy bien a esta argumentación. Por mi parte, siempre que viene a mi
alguna de estas personas las derivo a mi persona de confianza en materia de
nutrición y dietética. Claro que podría diseñarles una dieta y trabajar con la
fórmula de prueba-error, pero eso no sería muy profesional.
Por otra parte
¿Quién conoce mejor el funcionamiento de la espalda, el preparador físico que
ha visto 500 espaldas o el fisioterapeuta que ha visto 5.000? Además factores
como la motivación, la optimización del tiempo, la reducción de la ansiedad, la
interpretación de análisis y aspectos médicos personales de cada individuo…
hacen que no sea tan importante trabajar sobre el tipo de dieta sino sobre el
tipo de persona. Por eso es el médico nutricionista el que debe trabajar en
este campo. En este sentido es importante destacar que el ejercicio físico
junto con una nutrición aecuada es uno de los factores más importantes para
conseguir una reducción de peso progresiva: aumenta el gasto energético,
reeduca al metabolismo (causa modificaciones positivas del metabolismo de la
glucosa como la reducción de la glicemia e insulina)… pero los cambios más
espectaculares se consiguen cuando se realiza una extracción de la grasa
abdominal, (Borntrop P: Adipose tissue
adaptations to exercise En: Physical activity, fitness and health. Ed.:
Bouchard C., Shepard R.J., Stephens T.315-323, Champaingn, Il: Human Kinetics,
1994.) primero por factores puramente fisiológicos y segundo por el factor
detonante que implica verse con un nuevo cuerpo y la posibilidad de ganar en
calidad de vida y salud.
Unidades de medicina deportiva como Sports Medicine Barcelona, dirigida por
el Dr. Antonio Tramullas, en el Hospital Quirón de Barcelona y con quien he tenido la suerte de trabajar, ya emplean a equipos multidisciplinares de
profesionales capaces de ofrecer para cada caso concreto una respuesta a
medida. El famoso dicho “cuatro ojos ven más que dos” se adapta perfectamente a
una filosofía de trabajo en donde no dejar cabos sueltos es importante en pro
de algo tan valioso como la salud.
Y es que la estética va íntimamente
ligada al ejercicio físico: cuando uno hace ejercicio, la cantidad de oxígeno
que nutre la piel y todas las células del cuerpo aumenta significativamente lo
que se traduce en una piel más tersa, más brillante y con mejor aspecto. La
postura corporal también cambia y donde antes había una lordosis lumbar, es
decir una zona lumbar excesivamente pronunciada y un abdomen abombado hacia
fuera, con el tiempo conseguimos un abdomen terso y una espalda más erguida con
lo cual, estéticamente ya hemos ganado mucho.
Durante los programas
post-operatorios en los que participo educamos también al paciente en la
importancia de cuidar su alimentación y le explicamos sin tapujos y en un
lenguaje llano lo que a corto y medio plazo producen las malas costumbres en su
organismo. Al final, si dispones de información, la puedes gestionar, si no, es
imposible. Mi experiencia es que las personas que han mejorado su aspecto
físico (también mediante sistemas quirúrgicos) se sienten mejor por dentro
porque su imagen externa a mejorado. Este es un punto de inflexión
importantísimo para mi como reeducador corporal y preparador físico porque me da la línea de salida para convencer al paciente-cliente de lo importante que
es comenzar a cuidarse en todos los sentidos.
Luis Perea
me parece muy intesante, ya que yo he pasado por diversas dietas de diversos profesionales y al final siempre ha vuelto el efecto revote, ahora creo que tengo un poco más encaminada mi dieta gracias a un nuevo endocrino que además tiene encuenta el gen familiar de propensión a la obesidad, pero mi duda es la siguiente, siempre ponen una medicación y una caminata ligerita de entre 45 -60 min, en mi caso padezco psoriasis,el año pasado bajé 10 kilos y ahora he recuperado 16, nunca he pesado tanto, también ha tenido que ver mi operación donde me sacaron la vesícula y supongo que el cuerpo reacciona pero durante todo este proceso precisamente estaba haciendo sobre todo ejercicio aerobico pero mis articularciiones se veían sobrecargadas, al final me puse en manos de un preparador personal con toda la información y realizabamos poco ejercicio aérobico y comenzó a meter algo de peso, fue entonces cuando he vuelto a tener problemas y he tenido que guardar reposo. En resumidas cuentas, es la pescadilla que se muerde la cola, ahora realizo pequeñas caminatas pero claro aquí ya entra el tema de que siempre se sobrecarga la espalda (además de tener bastante pecho, estoy pensando en operarme porque supondría una descarga) y las artritis. Entonces me han recomendado Pilates, significa eso que no subiré mi metabolismo basal?. Gracias, un cordial saludo. Silvia
ResponderEliminar