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El
cardiólogo Valentín Fuster colabora
en EE.UU. con el programa "Sesame
Street" (Barrio Sésamo) para incluir mensajes antitabaco en los
capítulos del conocido programa infantil. A su entender, una de las más
efectivas estrategias de prevención es que los padres abandonen el hábito para
no dar un mal ejemplo a sus hijos y anular los daños que se pueden derivar de
la exposición al humo por parte de los más pequeños.
Lo cierto es que este
ejemplo es válido para todos aquellos factores determinantes en la salud de los
niños y en la nuestra, como hacer ejercicio, comer de forma variada y no
abusando, no beber, dormir las horas suficientes y controlar los factores
desencadenantes del estrés.
Si el niño ve en casa que fumamos y que
ingerimos grasas en grandes cantidades, el no diferencia lo bueno de lo malo.
Sencillamente observa actos que ve como normales y si todo va bien, ordena su
mente en torno a factores de normalidad incluyendo aquellos que pueden influir
sobre su salud. Lo mismo ocurre con el ejercicio físico, si incorporamos el
ejercicio físico a la rutina diaria de nuestras vidas, el niño lo incluirá en
sus patrones de normalidad.
Por otra parte existe el factor físico-patológico,
tan grave como el factor de aprendizaje erróneo: El humo que inhalan los niños
como fumadores pasivos es el peor y el más peligroso porque su sistema
respiratorio y de inmunización no se han desarrollado totalmente. Sobre la
contaminación no tenemos control directo. Sobre el tabaco si. ¿No es lógico
evitar algo sobre lo que si tenemos control con tal de preservar la salud del
niño?
Todos aquellos padres que fuman en
presencia de sus hijos deben saber dos cosas importantes: por una parte el niño
está aprendiendo erróneamente que fumar es algo normal porque intentar que un
niño comprenda que un adulto realiza un acto en contra de su voluntad es algo
absurdo, para el, si su padre o madre fuma, se trata de una conducta social
más. Por otra parte los niños que viven con padres fumadores sufren con más
frecuencia infecciones respiratorias y del oído medio y tienen mayor riesgo de
tener problemas pulmonares.
Si Usted fuma delante de su hijo, ¿permitiría que
este caminara sólo por el arcén de una autopista? bien, entonces no involucre
innecesariamente a su hijo en un riesgo para su salud. Se sabe por ejemplo que
los niveles de vitamina C en niños que son fumadores pasivos es muchísimo
menor. Esto por si sólo ya debería darnos una idea del daño que le estamos
produciendo al niño. Por otra parte, cuando a algún padre le he indicado la
cantidad de sustancias nocivas que inhala un niño durante el tiempo en que el fuma un cigarrillo, la respuesta es casi
siempre la misma: “la contaminación también es mala… “ a lo que yo siempre
contesto: “si, pero tu eres directamente
responsable de esa acción en concreto, no de la globalidad de todos los agentes
nocivos”. Volvemos siempre a lo mismo: es una cuestión de responsabilidad.
Según reza en el Libro Blanco sobre Tabaquismo en España, del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo y que fue presentado
por el Ministerio de Sanidad, el humo respirado por los fumadores pasivos es
una mezcla de componentes con cuatro orígenes diferentes: el humo exhalado por
el fumador; el emitido por el cigarrillo en su combustión espontánea; los
contaminantes emitidos por el cigarrillo en el momento de fumar; y los que se
difunden a través del papel del cigarrillo entre las caladas.
El humo de la
llamada corriente secundaria (la que exhala el fumador) tiene mayor contenido
de monóxido de carbono, amoníaco, nitrosaminas y acroleína. Esto, unido al
hecho de que el tamaño de sus partículas es menor y, por tanto, alcanza
porciones más profundas del sistema broncopulmonar, hace pensar a los
especialistas que se trata del humo más nocivo. Algunos de estos componentes
como el cadmio, un agente que se sabe que causa cáncer de pulmón en personas y
animales, se encuentra en concentración seis veces superior en la corriente de
humo secundaria, que es la que inhala el niño al respirar. Leído esto, tal vez,
en vez de fumar en el coche con su hijo, sería más sano que le diera un
cigarro… evidentemente ambas desde mi punto de vista, barbaridades similares.
Y esto ¿Tiene más efecto en un niño que
en un adulto? Esta pregunta se responde con otra pregunta: ¿por qué disminuimos
las dosis de medicamentos en niños? Sencillamente porque su peso es menor y a
igual cantidad, duplicaríamos el efecto del medicamento ya que la dosis se
reparte (o debería repartirse) según los kilos de peso corporal. Por tanto las
sustancias nocivas que el niño inhala son mucho más perjudiciales para el que
para un adulto. Aún así, casi 80.000 fumadores pasivos mueren cada año en la Unión Europea (UE), de cada ocho personas que
mueren a causa del tabaco todos los años en la UE , otra muere por inhalar el humo. Se trata de
un informe que fue publicado por la Sociedad Libre de Humo, una alianza entre la Sociedad Respiratoria Europea, el instituto Cancer
Research UK, de Gran Bretaña, y el Institut
National du Cancer, de Francia, con el apoyo de la Red
Europea del Corazón.
Seguramente las personas con un sentido
común menos desarrollado, pensarán que también la contaminación o los
pesticidas afectan a la salud de nuestros hijos, y es cierto, pero se trata -como
siempre- de gestionar de forma responsable aquellos factores sobre los que sí
tenemos control.
Difícilmente podremos evitar que nuestros hijos inhalen el humo y contaminación de las ciudades pero lo que sí podremos hacer es concienciarles de un uso responsable de los recursos energéticos y medioambientales, explicándoles que no malgasten el agua o educándoles en la cultura del reciclaje, en los beneficios de hacer ejercicio físico o en lo importante que es que coman frutas, verduras y hortalizas (tomando siempre la precaución de lavarlas convenientemente antes de ingerirlas), pero si fumamos delante de ellos, si nos auto-agredimos en su presencia, cualquier intento de educación en este sentido no tiene fundamento.
Difícilmente podremos evitar que nuestros hijos inhalen el humo y contaminación de las ciudades pero lo que sí podremos hacer es concienciarles de un uso responsable de los recursos energéticos y medioambientales, explicándoles que no malgasten el agua o educándoles en la cultura del reciclaje, en los beneficios de hacer ejercicio físico o en lo importante que es que coman frutas, verduras y hortalizas (tomando siempre la precaución de lavarlas convenientemente antes de ingerirlas), pero si fumamos delante de ellos, si nos auto-agredimos en su presencia, cualquier intento de educación en este sentido no tiene fundamento.
Luis Perea
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